El almendrero de nicolás

Inercia y tranvía

Desde que finaliza el escrutinio electoral hasta que una institución comienza a funcionar pasa demasiado tiempo. Varios meses en los que hay un juego de posiciones que van generando expectativas. Y en este lapso de tiempo se dan amagos múltiples, amagos para todos los gustos, que son declaración de intenciones cuando no hechos claramente pactados y consumados. Pero si algunos pensaron que los nuevos cargos políticos de Podemos iban a seguir la senda de las inercias institucionales se equivocan. Se trata justamente de lo contrario, de actuar cuestionando dichas inercias. Surgen nuevas visiones y posibilidades de actuar de otra manera, porque otra manera es posible. Para empezar se introducen nuevas claves en el debate, se anima la cosa, y anda la gente dándole vueltas a la cabeza sobre estas y otras cuestiones. También hay quien dice que son solo poses; no lo creo, para posees las de quienes cumplen el protocolo a rajatabla y no se salen un centímetro del guión como si estuviera escrito en piedra. Hay ganas de discutir, de arreglar cosas, de llegar a acuerdos o a desacuerdos, de entrar en materia, pero la tardanza en entrar en esas cuestiones es algo realmente desesperante. En Grecia, el presidente toma posesión al día siguiente de finalizar el escrutinio electoral. Aquí, en cambio, se tarda tanto en arrancar el trabajo político que, a los que dejan los cargos les da tiempo de cerrar algunos flequillos millonarios pendientes. Todavía no se sabe si lo de la Radio Televisión Pública Canaria tiene que ver con eso, pero así son las cosas. Y luego tanto acto protocolario, que si la toma de posesión, que si el acto solemne, para llegar al acto de investidura. En fin, una desesperación. Y claro, como lo realmente importante se va posponiendo, pues por el camino cada uno va interpretando las cosas como puede y a algunos como le conviene a su previsible guion. Incluso convirtiendo propuestas en anécdotas como mi solicitud de bono para el tranvía. Solo fue una pregunta por ver si había alguna forma de que se me procurara un bono para llegar a la sede. Una pregunta de una persona sencilla, normal y corriente que tiene la parada del tranvía cerca. También le pregunté que cuándo tendríamos disponibles los aparcamientos por si algún día bajo en coche. Porque ustedes saben que algunos de Podemos tenemos coches. Me contestaron que preguntarían porque no estaba establecido. Muy bien, hasta ahí todo bien, educado y correcto. Luego ya las cosas andan por derroteros inexplorados por mi persona. Y mejor no los exploro. Pero creo que hay que dejar claro que nosotros no gobernamos, y que el hecho de que los sencillos preguntemos cosas corrientes, a algunos opinadores les puede parecer una expresión de la lucha de clases, pero es un asunto, básicamente, de comodidad, ahorro y cercanía. Siento defraudarlos.