EDUCACIÓN >

Los jóvenes canarios, los que más sufren la crisis económica

Los jóvenes canarios se han empobrecido en mayor medida que el resto de la población. / J. G.
Los jóvenes canarios se han empobrecido en mayor medida que el resto de la población. / J. G.

SARAY ENCINOSO | Santa Cruz de Tenerife

Cobran menos, les cuesta mucho incorporarse al mercado laboral y cuando lo consiguen tienen que sobrevivir con la incertidumbre de haber firmado un contrato temporal. Los jóvenes canarios de 25 a 29 años están siendo los más damnificados de esta crisis: su salario ha caído el 22% en seis años, la tasa de actividad no ha dejado de descender y el 60% de los que trabajan no tiene contrato fijo. Además, si la muestra se amplía y se incluye a todos los menores de 30, se descubre que uno de cada cuatro no cuenta con los ingresos necesarios para mantener un nivel de vida adecuado. La crisis ha golpeado muy fuerte a un colectivo que ya se encontraba en una situación complicada antes de 2007.

Los datos se desprenden del informe Juventud y Crisis 2007-2013, un estudio encargado por el Observatorio Canario de la Juventud del Gobierno de Canarias al profesor de Sociología de la Universidad de La Laguna José Saturnino Martínez. El estudio pone de manifiesto que los más jóvenes -de 16 a 24 años- han sentido los efectos de las dificultades económicas, pero que han sido especialmente los que integran la llamada “juventud tardía” los que han encontrado más complicaciones para encontrar su sitio en la sociedad.

El experto analiza los efectos de la recesión en este colectivo y llega a la conclusión de que el Archipiélago es la región con mayor índice de “precariado” entre los chicos de 16 a 29 años (51%) después de Extremadura (51,8%). Este término, que empezó a usarse en Gran Bretaña hace algunos años, ha sido ideado por los expertos para bautizar a una “nueva clase social” que incluye a todas esas personas que se han quedado a medio camino entre la integración y la exclusión social. Los datos recabados por Martínez revelan que el grupo de entre 25 y 29 años es el que ha experimentado una mayor incidencia del precariado en toda España (en 2007 afectaba al 38,3% de estos jóvenes y en 2013 al 59,4%), pero especialmente en Canarias (44,9% en 2007 y 66,5% en 2013 ).

Sueldos y actividad

Tener trabajo pero estar en un estado de marginación social es cada vez más frecuente. Los jóvenes conocen esa situación perfectamente: su sueldo es el que más se ha depreciado. La población entre 30 y 64 años ha pasado de percibir 1.135 euros de sueldo medio a solo 1.100, es decir, el 3% menos; en cambio, los chicos de entre 25 y 29 que aún conservan su empleo ingresaban mensualmente poco más de 1.000 euros en 2007 y seis años después solo 800, es decir, el 22% menos.

Además, el volumen de jóvenes activos de entre 16 y 24 años ha disminuido considerablemente. Es la primera vez en España que el volumen de jóvenes parados supera al de ocupados. Este escenario inaudito ha llevado a que el porcentaje de chicos que se encuentran por debajo del umbral de la pobreza se haya incrementado en más de diez puntos en seis años: en 2007 se trataba del 15% y en 2013 del 26,4%. Sin embargo, la debacle económica también ha tenido efectos positivos: ha motivado que el abandono escolar temprano llegara en 2013 al 23,8%, mientras que en 2007 se situaba en el 36,4%.

Así y todo, el dibujo de la juventud canaria es dramático. Durante estos seis años el nivel de paro ha crecido considerablemente, la tasa de actividad ha bajado, la emancipación se ha mantenido en los mismos niveles y los chicos, a excepción de los menores, se han empobrecido en mayor medida que el resto de la población.

Se reduce la brecha de género

La brecha de género se ha reducido en los principales indicadores económicos y laborales. Ha ocurrido lo mismo entre los más jóvenes. Las condiciones laborales de hombres y mujeres se han asimilado en estos años de crisis. La explicación, sin embargo, no es optimista.

El informe elaborado por Martínez detalla que este equilibrio se debe, posiblemente, a que la destrucción de empleo ha afectado en mayor medida a los hombres por causas estructurales. Es decir, ha habido más desaparición de puestos de trabajo en empleos vinculados a la construcción tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.

La tendencia a la igualdad, por tanto, no se debe a que las mujeres hayan mejorado su situación, sino a que han empeorado en mayor medida las condiciones de los varones.

El porcentaje de ninis también ha tendido a homogeneizarse paulatinamente, pero responde al mismo patrón: hay más hombres menores de 30 que no encuentran dónde trabajar. Los expertos consideran que solo con la reactivación del mercado de trabajo se podrá comprobar si esta igualdad es real o únicamente un efecto de la crisis. Será entonces también el momento de analizar las diferencias entre sexos dentro del precariado, es decir, si hay más presencia femenina en esta nueva clase social.