SIN PELOS EN LAS TECLAS >

Un nuevo tiempo político – Por Cecilio Urgoiti

Mariano Rajoy es ya un autentico personaje en vía muerta y totalmente amortizado, que bajo su ignorancia se ha creído un líder incuestionable y un salvapatria y no lo que es, un peón de poca y corta cintura política dentro del neoliberalismo europeo. Si Aznar le puso ahí, fue para poder manipular y seguir en el candelero. A la postre: “genio y figura hasta la sepultura” y nunca mejor dicho, si esta metáfora sirve para hablar de su muerte política. El martes pasado hacia unas no afirmaciones a la prensa en los pasillos del Congreso de los Diputados y dejaba ver una hipotética doble crisis de Gobierno y de partido. El proceder esgrimido esta vez, cuando le ha sido inquirido sobre si de verdad no iba a haber cambios tras los resultados de su partido en las elecciones del pasado domingo. El día anterior había negado la mayor y se presentó como ganador del mundo mundial y después de un silencio largo, muy largo y muy gallego, incluso para él, dijo: “En el partido iremos tomando las decisiones más oportunas y convenientes para presentarnos de la mejor forma posible a las elecciones generales”. Para terminar con la dilucidación más en línea, propia de su persona: “De todas formas, los cambios se anuncian una vez que se han producido”. Como se aprecia aquí, ha sido Rajoy en estado puro, vuelvo y repito, muy gallego. El sábado 30 le echó la culpa de el desastre electoral a las televisiones, pues han abusado con la información sobre la corrupción del partido, la información que se emite es sobre lo que se hace o es que ¿hay que estar a tu dictado? Estas elecciones han dejado a mucha gente perdida, como fuera de juego, con pensamientos y miradas en el pasado, que solo piensan en cambio de sillas y poco más. De verdad, creen “que todo el monte es orégano” y me pienso que no han captado el nuevo sentir de la política, las nuevas formas, y que conste que esto es un empezar y no hay un guión para esta nueva concepción de la política, pero teniendo en cuenta que lo que hay detrás es mas participación en la vida publica y más equidad social, lo que se deja ver es una exigencia democrática, que algunos ya tenían olvidada y desde el día 25, muy de mañana, reclama cínicamente, como si los que vienen se la quitaran y no fueran ellos los que han impulsado, con su mayoría absoluta, una ley mordaza para silenciar cualquier atisbo de protesta, por insatisfacción social. Yo creo que pocos son los que se dieron cuenta, cuando leyeron el Fedón, si lo leyeron, el porqué Sócrates se bebió la cicuta, lo fundamental en ese caso fue que si el Ágora lo dijo, ese era el fundamento democrático, la fuga hubiera sido una huida de la vida en democracia… y es que hay aún muchos que quieren ver todo como era, no como es, desde el nuevo planteamiento y con un punto de vista de más participación en la política.

Sentencia Seneca que: “Nada se parece tanto a la injusticia, como la justicia tardía”. Son muchas las reclamaciones de justicia que a diario se hacen en este país, en este caso me referiré solo a las relacionadas con los asuntos públicos vinculados a la corrupción política, a diario se destapa un nuevo caso y ninguno se cierra, todo sigue un tardío proceso y cuando se ve la luz, al final del túnel, se cambia de juez y vuelta a empezar, o hay momentos significativos, como cuando el numero 7 electo a la Comunidad de Madrid esta imputado, los de Ciudadanos necesarios para pactar con la señora Cifuentes, van y piden su relevo y por ser el numero cabalístico queda sobreseída la causa. No es esa la mejor forma de administrar la justicia y es que siempre me veo en la obligación de citar a Montesquieu y su conocidísima obra El espíritu de las Leyes y su planteamiento de la división de poderes, la Constitución del 78 pasó por alto esa fundamental división que viene a ser como la piedra angular de la vida en democracia y ese vigilante invisible de la pureza política y el equilibrio necesario de independencia que las instituciones han de poseer.