1. A mí se me aparece Zapata, de noche y lloviendo, y me cago. Vaya tipo feo y con mala cara. A lo mejor el hombre es una bellísima persona, pero yo le huyo en cuanto le vea, por si acaso. Total, que los violentos tuiteros de antes son concejales de ahora y aparece por los ayuntamientos una tropa tan rara que lo mismo despliega los meñiques de las patas para estabilizar su éxito, tipo la alcaldesa de Jerez, que aparece y desaparece Zapata para asustar a los niños de Madrid. Estos no son ayuntamientos, estos son circos en los que sólo falta la mujer barbuda, que no dudo llegue, colada de matute en algún ayuntamiento de por ahí. La izquierda es feísima, no me digan que no. La derecha tiene más belleza. Ha sido así de siempre aunque yo me solazaba, en la bendita Transición y con muchos años y muchos kilos menos, con bellas hembras de la izquierdona a las que me daba mucho gusto conocer. Ay. Así que la corporación de Madrid es una corporación fea de cojones; parece como si no fuera a escapar nadie de la quema.

2. Además, empezamos mal porque al alcalde socialista de Punta Umbría lo han detenido al día siguiente de su toma de posesión, sin darle tiempo para mamar, al menos del Ayuntamiento. Parece que había mamado antes en otra parte. Estoy desolado, no le dejaron al hombre ni celebrar el acceso a la alcaldía. En Punta Umbría se comen las mejores coquinas de Andalucía. Yo conocí a uno que las cogía de la playa, lo llamaban Maese Shell. Era un artista. En Punta Umbría pasé yo días inolvidables de sol y de moscas, en la noche de los tiempos.

3. La tropa de la izquierdona está tomando posiciones, como el ejército de Pancho Villa. Forman corporaciones estrafalarias, desarrapadas, desmanguilladas, descamisadas. Parecen huestes peronistas desembarcando en Puerto Madero, con fondo musical de Calamaro. No inspiran confianza porque no son otra cosa que subproductos de pactos contra natura; porque Carmena, un suponer, no tiene nada que ver con Carmona, a pesar de la fonética. En fin, quería hablar hoy del miedo que me produce Zapata, que pega más en una algarada zapatista que en el Ayuntamiento de Madrid. Para mí no miren.
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