De 1985 a 2015 habrán transcurrido treinta años cuando se llegue al día 12 de junio, fecha de la firma del Tratado de Adhesión del reino de España a las Comunidades Europeas. Entonces podremos dar un repaso superficial a estos seis lustros de vida comunitaria en Canarias, por mor de su organización territorial y su especial consideración como Región Ultraperiférica. Un producto político derivado de su situación geográfica, ya que está alejada de los mercados europeos, es altamente insular y tiene una alta dependencia del exterior, sobre todo en energía. Sabemos que Canarias es una región singular de la Unión Europea que ha venido solicitando un tratamiento diferenciado a la hora de aplicar las homogéneas políticas comunitarias a los diversos países que la conforman. No obstante hemos de reconocer que pese a la declaración y consideración de Región Ultraperiférica, desde cuando se estrenó en 1992 el Tratado de Maastrich, y se continuó con Amsterdam, Niza y Lisboa, entre otros, no ha podido disfrutar hasta hoy de la aplicación de una auténtica política diferenciada en materia de funcionamiento comunitario. Tampoco lo ha conseguido pese a su situación de vecindad respecto del lado occidental del continente africano, y a ser puente de enlace entre Europa y América Latina con lazos culturales desde finales del siglo XV. Pensar globalmente y actuar localmente fue lo que practicamos en los años que tuvimos la oportunidad de ocupar escaño europeo durante algunas etapas de la vida, gracias a los cientos de miles de votos de ciudadanos residentes en Canarias que creían en el Parlamento Europeo. Entonces defendimos los intereses generales de la Comunidad Autónoma de Canarias y sus gentes, particularmente en los asuntos económicos y fiscales como el REF, y en materia de transporte, política regional y turismo al igual que en el sector primario. Como también de muchos ciudadanos europeos residentes en Cuba y Venezuela, donde reinaban Fidel Castro y Hugo Chávez, respectivamente. La primera década de Canarias en la Europa comunitaria la celebramos hace veinte años en Madrid (1995), en el palacio de Oriente, donde coincidí con el ministro Saavedra y el presidente Hermoso, unos días antes de constituirse los ayuntamientos de Canarias. Una comunidad especial que paradójicamente, pese a los treinta años del milagro europeo de Vidal Folch, no ha logrado superar la crisis del paro, una de las asignaturas pendientes de nuestra clase política, a todos los niveles.

*EXEURODIPUTADO TINERFEÑO