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Vacaciones al pie del altar

Muchos turistas aprovechan sus vacaciones para contraer matrimonio. / DA
Muchos turistas aprovechan sus vacaciones para contraer matrimonio. / DA

Con el objetivo completamente lícito y cada vez más habitual de que el día de la boda sea uno de los más especiales del resto de sus vidas, son muchas las parejas que deciden romper con la tradición y casarse en algún lugar exótico de Asia o el Caribe. En los últimos años, sin embargo, la crisis ha propiciado que Canarias se convierta también en epicentro de las denominadas bodas turísticas, hasta el punto de que los obispados isleños están tratando de poner coto a estas prácticas. En la isla de Tenerife, según confirmó a este periódico el vicario de la zona sur y párroco de San Isidro, Fernando Delgado, hace tres o cuatro años comenzó a darse una especie de boom de este tipo de enlaces, porque en la mayoría de los casos las parejas venían con el paquete turístico completo. “Vienen de vacaciones, se traen a la familia y amigos y buscan iglesias que estén cerca de los hoteles”, subraya el vicario nivariense, quien no obstante deja claro que “todo sigue el proceso canónigo normal, sean de la nacionalidad que sean los contrayentes”.

Aunque no existen cifras oficiales, el propio vicario de la zona Sur y distintos párrocos consultados por el DIARIO aseguran que actualmente se dan más de una veintena de bodas de este tipo al año sólo en Tenerife, más del doble que hace un lustro. En otras islas, como Lanzarote o Fuerteventura, la demanda ha crecido tanto que incluso el Obispado de Canarias pondrá restricciones a estos matrimonios a partir de 2016, ya que muchas iglesias están “desbordadas de peticiones”. Y es que en total, la cifra de enlaces turísticos al año en las Islas supera ya el centenar. En Tenerife, de momento, no se contempla una medida de este calado, aunque desde hace tiempo sí se prohíbe expresamente a los sacerdotes oficiar bodas fuera de los templos. “Hay que adaptarse a la nueva realidad social de las Islas, porque estamos en un mundo globalizado”, subraya el vicario del Sur, Fernando Delgado, quien insiste en que para celebrar el sacramento “es necesario el permiso del Obispado del país de origen de los esposos y de la diócesis provincial donde se celebre el enlace”.

Uno de los lugares más escogidos por los turistas que aprovechan su visita a Tenerife para casarse es el templo de San Sebastián de La Caleta, perteneciente a la iglesia de Santa Úrsula de Adeje. Su párroco, Honorio Campos, reconoce que viene celebrando “una media de 6-7 bodas turísticas al año, no sólo durante el verano, también en invierno”. “Los horarios sí suelen ser diferentes a los habituales, porque la mayoría de los extranjeros pide que sea a primera hora de la tarde. El año pasado tuve una en agosto a las tres y media, porque a las seis era el convite”, subraya.

Ingleses, escoceses, lituanos, polacos e irlandeses son los más interesados en dar el “sí quiero” en Canarias, entre otras cuestiones porque en sus países casarse por la Iglesia puede llegar a costar 2.000 euros. “También vienen muchos por el hecho de casarse en un sitio turístico y paradisiaco, en lugar de irse a Bali o Tailandia, que es más caro”, agrega Honorio Campos. “He casado a italianos que se han venido a vivir al Sur escapando de la crisis, y venezolanos que están viviendo en Europa y buscaban un punto de encuentro con sus familias”, destaca el párroco de Santa Úrsula de Adeje, quien deja claro que los extranjeros suelen ser “más generosos” que los españoles a la hora de dejar un donativo el día de la boda. “El único problema que puede surgir son aquellos que buscan conseguir la nacionalidad a través del matrimonio (los llamados matrimonios de conveniencia), pero para eso existen una serie de requisitos mínimos que hay que cumplir”, denota.

Burocracia

Honorio Campos recuerda que “burocráticamente el proceso es costoso, porque hay que enviar toda la documentación traducida, además de traer a la familia y buscar hotel y restaurante”. Para resolver este y cualquier otro problema, hay numerosas agencias en distintos países que ofertan paquetes turísticos con boda incluida. Una de las más conocidas y la única empresa en Tenerife que trabaja con eventos personalizados es My perfect wedding. En su página web se deja claro que “hay un montón de hermosas iglesias para casarse aquí en la Isla. Desde pequeñas e íntimas capillas rodeadas de palmeras y un ambiente español, a las grandes catedrales del siglo XVI que son patrimonio de la Unesco (en clara alusión a la de La Laguna)”. “Podemos ayudarle a encontrar la iglesia perfecta para su enlace y hacernos cargo de los arreglos necesarios para su boda por la iglesia en España”, recalcan los responsables de la agencia, que trabaja con “todas” las confesiones religiones que hay en la Isla y tiene experiencia organizando todo tipo de ceremonias eclesiásticas. “Todo lo que necesitas hacer es decirnos qué tipo de iglesia le gustaría contratar y nosotros nos encargaremos del resto”, destaca la empresa.

Peticiones de otras confesiones religiosas

Muchos turistas que deciden aprovechar sus vacaciones en Canarias para casarse, lo hacen no solo atraídos por el benévolo clima isleño. También hay quien busca lugares con encanto y una estética particular, como es el caso de muchas capillas y templos católicos del Archipiélago.

Desde el Obispado Nivariense confirman que cada año reciben decenas de peticiones de matrimonio de personas de otras confesiones religiosas, que desean casarse en templos católicos por su belleza y singularidad. Normalmente, los obispados no suelen conceder esos permisos, a menos que sus países tengan algún tipo de acuerdo con el nuestro, algo poco habitual. En el Sur, no obstante, sí se han producido algunos enlaces de este tipo, lo que, según el vicario de la zona y párroco de San Isidro, Fernando Delgado, “sería impensable en municipios como La Laguna o Santa Cruz”. En el último año, la diócesis tinerfeña contabilizó bodas turísticas en Adeje, Los Cristianos, Las Américas, Las Galletas, Los Gigantes y Puerto de la Cruz, la única localidad norteña donde se suelen producir algunos enlaces de estas características.
Su cada vez más elevada demanda, en cualquier caso, podría ser frenada en seco por los obispados canarios, especialmente en la provincia de Las Palmas, donde según el vicario general de la diócesis, Hipólito Cabrera, “ya no hay posibilidad material de dar respuesta pastoral a tantas bodas”.