el dardo >

¿Y ahora qué? – Por Leopoldo Fernández

Escribo sin conocer lo que se decida en la sexta reunión de la mesa negociadora del pacto regional que pretenden firmar Coalición Canaria y Partido Socialista. Desconozco la reacción que allí expresen unos y otros sobre los incumplimientos surgidos el sábado en la constitución de nueve ayuntamientos tinerfeños y dos palmeros. Si las dos partes no son capaces de aparcar la lista de agravios respectivos por contravenir el imposible pacto en cascada para los distintos municipios, no auguro mucho recorrido al esperado acuerdo de Gobierno regional que aporte la necesaria estabilidad a la comunidad autónoma, previa fijación de los grandes objetivos para la legislatura, y que en consecuencia debería tener prioridad absoluta. Es bien cierto que cabría acordar un pacto a tres, con nacionalistas, populares y gomeros de Curbelo, pero un compromiso de este tenor no casa bien con la congruencia y la lógica exigibles, aunque no pretendo deslegitimarlo porque sí. Cosas políticamente más difíciles se han visto en Canarias cuando nadie daba nada, ni siquiera por una salida atípica o incoherente. Coalición Canaria tiene en sus manos las mejores cartas para jugar la partida que más le convenga, incluido un hoy no esperado Gobierno en minoría. Pero de terminar concertando un trato con el PSOE, con toda probabilidad esta formación política habrá de pagar un alto precio.

Tengo para mí que la constitución del nuevo ayuntamiento de La Laguna podría determinar, como moneda de cambio, la suerte del pacto entre nacionalistas y socialistas. Si Javier Abreu es alcalde en la capital universitaria, el Cabildo podrían compartirlo CC y PP y el Ejecutivo CC-PSOE estaría en el alero. Carlos Alonso impone unas cláusulas un tanto duras para pactar con él en el Cabildo. No sólo por los 17 grandes objetivos de su Compromiso por Tenerife, sino por la obligación de que el acuerdo lo ratifiquen, con el grupo que comparta con CC la corporación, sus órganos local, insular, regional y nacional. Además, si todo va bien, se verá qué pasa con las recomposiciones de los ayuntamientos que no han cumplido los pactos, las eventuales mociones de censura y los líos propios de las filias y fobias de la política de baja estofa. Ojalá me equivoque, pero el panorama que se advierte no mueve al entusiasmo.