tribuna

AECC: medallas que son honores – Por Mary Carmen Cejudo*

En el año 2005 hubo una renovación en la presidencia de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en Santa Cruz de Tenerife. Dejó su cargo Esther Tellado y lo ocupó Juan Julio Fernández. Yo recuerdo que aquellos días fueron más de curiosidad que de inquietud. Quizás sea esa una de las ventajas de trabajar como voluntaria: el futuro tiene las riberas que tú desees. No existe el catálogo de tareas y responsabilidades que conlleve un horario rigurosamente asignado o la confección de una labor que se establece desde una cadena de mandos o desde una costumbre que así lo ha fijado. Es otra cosa, igual de seria en su acometida pero diferente en su percepción. De modo que, al principio, me limité a observar a aquel palmero recién llegado alto y delgado de unos bien llevados 70 años. Y empezó a gustarme lo que yo confundí con clasismo y que pronto me di cuenta de que era buena educación en el comportamiento. Aquello tan antiguo de un “bien nacido” que estaba agradecido por lo que la vida le había permitido ser, quizás sin valorar en demasía que mucho de ello era por esfuerzo personal. Imagino que su aceptación a presidir la AECC en Santa Cruz de Tenerife, y más tarde la regional, le debió de suponer muchas dudas y habría que preguntarle en qué momento se dio cuenta de que había hecho lo correcto y que ese nuevo eslabón en la cadena de su vida le estaba reportando sabiduría y placer. Lo primero porque dejaba atrás muchos años relacionados con su carrera como arquitecto y entraba en una etapa en la que debía, como un herrero, ir forjando el hierro de un nuevo aprendizaje y lo segundo porque el apoyo desinteresado de los que, como él, formamos parte del voluntariado de la AECC, constituye un fascinante y enriquecedor modo de enfrentarnos a los días y a sus consecuencias. No existe esfuerzo mejor recompensado ni tiempo mejor empleado. Juan Julio Fernández Rodríguez ha sido, durante estos diez años, alguien que nos representaba en medios, en actos, en jornadas… Ha sido nuestra cara y, lo mejor, seguramente que debido a su experiencia como político y como escritor, ha sido nuestra voz y aquí sí puedo copiar a quien decía del director de su compañía: “Me gusta porque lo podemos llevar a todas partes y nos deja siempre en buen lugar”. Yo he asistido a conferencias donde han tomado la palabra varios ponentes, todos relacionados con el tema a debatir y cuando lo ha hecho Juan Julio, sin ser su especialidad, les ha superado. Tiene memoria para los nombres, las fechas, las anécdotas, no ofende a nadie y si tiene una crítica ésta va adornada con cierta exquisita ironía que la revierte en broma. Hace unos días, fue honrado con la Medalla de Honor que el Consejo Ejecutivo Nacional de la AECC le hizo entrega en reconocimiento a su labor. Los que nos hemos acercado a felicitarle nos hemos encontrado a alguien que, aun agradeciendo y mucho la distinción, está especialmente contento por otra causa: la AECC ha conseguido el prestigioso galardón al compromiso social, dentro de los Premios Rey Jaime I, concedido por primera vez y a los que optaban cerca de 300 candidaturas. O sea que él, como buen voluntario se considera uno de los secundarios de la obra. La batuta del prestigio y del reconocimiento, para la AECC y para todos los que trabajamos por lo que ella significa en favor de los pacientes y sus familias.

*Voluntaria de la aecc