Aniversario del CIAT

El Consejo Insular de Aguas de Tenerife (CIAT) se ha mostrado, hasta la fecha, como un organismo incapaz de gestionar adecuadamente las aguas residuales de la isla. En sus 20 años de existencia el CIAT no ha construido una sola estación depuradora de aguas residuales en Tenerife. Este dato resulta realmente elocuente si comprendemos que estas instalaciones resultan fundamentales para que, en determinadas aglomeraciones urbanas, las aguas vertidas al mar no cuenten con cargas contaminantes que resultarían inasumibles para el medio ambiente marino.

Pero incluso en aquellos pocos lugares donde existen estaciones depuradoras en la isla (construidas por el Estado y/o por los municipios), el CIAT se ha mostrado incapaz de efectuar un mínimo control que permita alcanzar los estándares ambientales que contempla la normativa en materia de vertidos de aguas residuales. Consecuencia de la parálisis del CIAT nos enfrentamos a un problema político de primer orden en Tenerife. Así tenemos que los vertidos de aquellas aguas residuales que generamos los habitantes de las diez principales aglomeraciones urbanas de la isla, incumplen la normativa europea, estatal y autonómica.

En total 595.000 habitantes equivalentes (aproximadamente 297.898 habitantes reales), a lo que hay que añadir a 101.000 habitantes equivalente más si añadimos la conducción de desagüe de CEPSA en el litoral de Santa Cruz. Esta permisividad a la hora de gestionar las aguas residuales por parte de este Consejo Insular está ocasionando un daño a nuestros ecosistemas marinos, un riesgo sanitario en las zonas de baño, perjudica nuestra economía turística, produce un coste a nuestro erario público debido a las elevadas multas impuestas por la UE y supone la pérdida de un valor económico como es la reutilización del agua depurada. Otro aspecto que refleja la incapacidad del CIAT en materia de aguas residuales son los escasos resultados obtenidos en la resolución del vertido directo de las aguas residuales al subsuelo, lo que está directamente relacionado con el daño que se ocasiona a los acuíferos.

Esta afección a nuestro principal recurso natural se produce por la contaminación difusa que ocasionan las miles de viviendas existentes en aglomeraciones urbanas que carecen de una red de alcantarillado (por ejemplo, Icod) o por la contaminación localizada en un solo punto donde se inyectan las aguas de determinadas zonas de una comarca o municipio ( por ejemplo, en La Orotava). Por estos motivos me ha llamado la atención que el actual presidente del Cabildo haya destacado, en los actos del 20 aniversario, el trabajo que ha desarrollado el CIAT en materia de depuración de aguas. No acabo de entender este desatino, salvo que se haya decidido seguir ocultando el enorme problema al que se enfrenta nuestra isla con lisonjas y requiebros. Menos mal que comienzan a escucharse voces críticas en el Cabildo que apuntan que este premeditado inmovilismo es responsabilidad directa de la presidencia del Cabildo, de los consejeros insulares de aguas y la, hasta ahora, sempiterna gerencia del CIAT.

*CONCEJAL DE SÍ SE PUEDE EN EL AYUNTAMIENTO DE SANTA CRUZ