santa cruz

La capital recupera un trozo de su pasado

La inauguración del puente de El Cabo se realizó ayer por la noche, acto que también sirvió para comprobar la iluminación de la zona. | SERGIO MÉNDEZ
La inauguración del puente de El Cabo se realizó ayer por la noche, acto que también sirvió para comprobar la iluminación de la zona. | SERGIO MÉNDEZ

En la maltrecha historia de Santa Cruz, la rehabilitación o conservación de cualquiera de los elementos que hablen de lo que fue la capital en sus comienzos es bienvenida. Ayer, después de meses de trabajo, una de esas piezas claves para entender el pasado de la ciudad volvió a lucir sobre el barranco de Santos con parte de los elementos originales que en 1893 formaban parte del puente de El Cabo, una intervención que además ha permitido aumentar la capacidad de desagüe del cauce, que se había visto reducida con el paso de los años.

El Cabildo, a través del Consejo Insular de Aguas de Tenerife (Ciatf), ha sido el responsable de la rehabilitación del puente con una inversión de un millón de euros, dando así respuesta a una demanda histórica de la ciudad gracias al consenso entre las dos administraciones implicadas: Cabildo y Ayuntamiento de Santa Cruz. Se optó por restaurar y no derribar esta infraestructura histórica, que es un símbolo para la ciudad, y que surgió de la necesidad de garantizar la comunicación entre la nueva capital y su puerto, tras la conquista castellana. Tras ser destruido a causa de varias avenidas, fue a finales del siglo XIX cuando se instaló la estructura metálica restaurada.

El puente de El Cabo forma parte del entorno declarado Bien de Interés Cultural (BIC), por lo que el proyecto de rehabilitación ha respetado ese valor histórico, al tiempo que permite mejorar el tránsito del agua y se hace más accesible. La actuación reduce el riesgo hidráulico al garantizar la capacidad del cauce y da mayor integración con su entorno.

Se ha conservado la pila central de sillería basáltica, desplazándola al estribo izquierdo, recuperado la estructura original de acero y se han enhebrado dos nuevas vigas metálicas en el interior de las celosías, que compensan la pérdida de capacidad resistente de la estructura original por el paso de los años. Como pavimento se ha utilizado un entablonado de madera de IPE (originariamente estaba compuesto por adoquines sobre los que se vertió aglomerado asfáltico en un determinado momento). El encuentro del puente con la ciudad se ha resuelto por medio de unos podios de piedra natural que albergan escaleras, rampas y gradas. Con estas acciones se consigue mejorar la capacidad desagüe del barranco, duplicando su capacidad de caudal (pasando de los 131 metros cúbicos por segundo a los 281), reduciéndose el riesgo de desborde.