tribuna

La derrota de Tsipras – Por Fermín Bocos

Al final, el joven primer ministro griego ha tenido que claudicar. Grecia sigue en el club del euro y recibirá un tercer rescate (cifrado en no menos de 50.000 millones de euros) pero a costa de ceder la conducción de los asuntos económicos del país a los expertos que designe la Unión Europea. Expertos de la Troika que tendrán acceso a los ministerios griegos. Vuelven, pues, los hombres de negro. La ominosa fiscalización exterior tenida por humillante por lo que tiene de cesión de soberanía. Alexis Tsipras sale de Bruselas derrotado y le espera una dura batalla en el Parlamento de Atenas.

El ala más izquierdista de la coalición Syriza anuncia que votará en contra del plan. Uno de sus líderes, el actual ministro de Trabajo (Panos Skurletis), advierte que antes de fin de año habrá elecciones. Que es tanto como decir que la coalición no resistirá las tensiones internas. La paradoja a la que da pie la situación es que Tsipras podría conseguir que el Parlamento Heleno apruebe el plan dictado por Bruselas. ¡Con los votos de Nea Demokratia y el Pasok! Los partidos de la oposición que votaron “sí” en el referéndum en el que triunfó de manera aplastante el “no”. Lo peor de esta situación es el sufrimiento de la gente corriente. Hay más de un millón de ancianos cuya vida depende de las míseras pensiones que reciben del Estado; pensiones que ahora se verán, de nuevo, recortadas. Grecia se enfrenta a una nueva vuelta de tuerca en el programa de austeridad que fue rechazado en referéndum. Cunde el desánimo entre los ciudadanos; la frustración de la gente es grande. Son muchos los que comparten la sensación de haber sido engañados por el Gobierno que les llamó a votar haciéndoles creer que Grecia podría salir triunfante en la batalla contra sus acreedores.

A medida que vayan conociendo las condiciones caudinas aceptadas por Tsipras para conseguir el nuevo rescate crecerá el sentimiento antieuropeo. Un sentimiento que engordará a las formaciones ultranacionalistas, partidarias -al igual que el FN francés de Marine Le Pen y los británicos del UKIP creado por Nigel Farage- de la desaparición del euro y de la propia Unión Europea. El problema va mucho más allá de la derrota de Tsipras. Mal asunto.