La DGT identifica 37 zonas de “especial peligrosidad” en las vías

La Dirección General de Tráfico (DGT), que desde 2008 ha optado por no confeccionar la relación de puntos negros en las carreteras españolas, ha reconocido que en la provincia tinerfeña existen hasta 37 tramos que define como de “especial peligrosidad” para justificar la decisión de ubicar radares en los mismos, ya sean fijos o móviles.

Así consta en la propia web de la DGT, donde se aclara que en el conjunto estatal se han “identificado 1.500 tramos de vías interurbanas, todos ellos en carreteras secundarias, de especial peligrosidad. La ubicación de estos tramos se hace pública para general conocimiento de los conductores, de forma que cuando transiten por ellos extremen las medidas de precaución y sobre todo cumplan con los límites de velocidad establecidos en cada uno de ellos”.

No deja de resultar significativo que la propia DGT incluya como carreteras secundarias a las dos principales vías de circulación de la provincia tinerfeña: la TF-1 y la TF-5. Aunque es sabida que la mal llamada autopista del Norte incumple los requisitos necesarios para ser considerada siquiera como autovía, la del Sur sí que está preparada debidamente.

La propia DGT recuerda en su web que “la velocidad es uno de los componentes fundamentales que determina la mayor o menor incidencia en la siniestralidad vial, la gravedad y el grado de lesión de las víctimas en caso de accidente, de ahí la importancia de controlar de forma efectiva la velocidad a la que se circula, sobre todo en las vías convencionales, donde el año pasado se registraron ocho de cada diez fallecidos. Cerca de 900 personas fallecieron el año pasado en este tipo de vías (datos provisionales a 24 horas del siniestro)”. Por contra, el interés gubernamental por la seguridad vial contrasta con sus intentos de que los guardias civiles vean vinculado su sueldo a la presentación de más o menos denuncias, al punto de que en su día se valoraba ocho veces más una multa que un auxilio en carretera.

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