EMPRESARIOS: CLAUDIO ALONSO

La empresa familiar como oportunidad

Claudio Alonso
Claudio Alonso

POR ANTONIO SALAZAR

Hemos dedicado varias semanas a analizar con sus protagonistas los problemas que sufren las empresas de tipo familiar, básicamente aquellos relacionadas con la sucesión. La improvisación, la dificultad derivada de las propias relaciones familiares o la tributación que ha seguido sangrando la transición de una generación a otra. En honor a la verdad, esto es algo a lo que el nuevo Gobierno de Canarias se ha comprometido a poner fin. Claudio Alonso es desde hace unos meses el presidente de la Empresa Familiar en Canarias. Precisamente, él forma parte de la tercera generación de una saga que mantiene el liderazgo del sector automotor en las Islas y que tiene una gran diversificación de actividad y geográfica, con presencia ya en varios países de África y América.

-Existe una definición precisa para la empresa familiar.

“Son aquellas que están controladas por una o varias familias, no solo vía accionariado, también en la gestión de las mismas. Podríamos decir que eso viene a representar el 85% del tejido productivo del país”.

-Precisamente pretendía llegar ahí, sobre si existe una problemática específica de la empresa familiar, o es una problemática general de la empresa en España.

“Hay problemas específicos de la empresa familiar, aunque a mí me gusta hablar de las enormes posibilidades que eso supone. Pero es cierto que hay dificultades que lo son al tiempo que las de las empresas de toda condición. Tener una buena comunicación, que el accionariado se entienda, que la gestión sea profesional, son requerimientos básicos, no privativos de la empresa familiar y sí comunes a todas”.

-La sucesión es, quizás, de todos los problemas el más acentuado.

“Es uno de los temas esenciales, aunque yo no diría tanto que es un problema como una característica de la empresa familiar. Hay que tener en cuenta que se entremezclan muchos factores, tanto empresariales como personales. Lo óptimo es que se resuelvan en el seno de un consejo familiar que se debe constituir, donde las nuevas generaciones puedan participar en la definición del modelo que garantice la continuidad de la empresa”.

-Sigue siendo ese el principal motivador para acercarse y pertenecer a la organización de la empresa familiar, el sentirse arropado por otras personas que han vivido problemas de la misma naturaleza.

“Ahora mismo solo el 13% de las empresas llegan a las tercera generación, lo que demuestra que, efectivamente, hay muchas posibilidades de no hacerlo bien. Pero no nos dedicamos a eso solo, también tenemos por misión la transmisión de valores, como el del esfuerzo, requisito indispensable para tener éxito. Y buscamos convencer a la población de que tenemos que estar unidos ante el drama del desempleo, los empresarios formamos parte de la solución”.

-Algunas de las empresas nacionales más antiguas, como Codorniú (1551) o J. Vilaseca (1714) son familiares, o las más exitosas, como El Corte Inglés, Inditex o Mercadona, también lo son. No parece que el tamaño sea el determinante, todas ellas, con excepción de Inditex, siguen estando en manos familiares, todo o una parte muy importante del capital.

“Es un tema que me interesa mucho porque sirve para observar que todas las grandes empresas en algún momento fueron pequeñas, que no se construye una gran compañía de un día para otro. Solo el talento y el tiempo las convierten en importantes. Además, hemos visto que en situaciones complicadas han sido más resistentes las grandes que las pequeñas, sus economías de escala las hacen más fuertes y les permite superar esas adversidades mejor. Necesitamos más empresas grandes”.

-En sentido contrario, hemos conocido casos de empresas que sumaron a la crisis la falta de entendimiento entre la familia para seguir adelante, con el consiguiente cierre.

“Es un tema clave, no cabe duda que se debe tratar de forma muy abierta y franca, pero siquiera esto es garantía de que salgan bien las cosas. Puede darse el caso de una transición modélica pero luego no adaptarse a las cambiantes demandas del mercado y verse obligados a cerrar. Hay situaciones que no tienen que ver con las estructuras internas de la empresa, sino a aspectos externos. Esto es inherente a la actividad empresarial, que debe estar permanentemente replanteándose su modelo de negocio, con el objetivo puesto en el éxito a largo plazo”.

-Como el riesgo, la incertidumbre o el error empresarial puro, claro está. Pero se pueden limitar los daños en la sucesión familiar.

“Hay herramientas que pueden incorporarse, el protocolo familiar es una de ellas. Es importante que sea aceptado por unanimidad, estableciendo las pautas de comportamiento y la obligación de su cumplimiento. Es muy potente todo el proceso, no solo el protocolo, sino lo que lleva a su aceptación al ponerse sobre la mesa todas las cuestiones relevantes que hacen superar las sensibilidades particulares”.

-¿Se adapta el protocolo a la empresa? Da la sensación de que impone unas barreras de acceso que solo están al alcance de las empresas más potentes.

“Se puede hacer de muchas maneras y yo sí creo que es bueno incorporar a alguien de fuera que pueda mediar entre la familia. Es cierto que el tamaño de la compañía puede condicionar, pero también que están muchas cosas en juego. Una persona con una postura conciliadora, que sea objetiva, con experiencia en la resolución de conflictos puede jugar un papel capital. No hay una receta unívoca e infalible pero sí hay un ingrediente que nunca debe faltar, la comunicación, hablar claro y compartir todos los sentimientos”.

-¿Una familia que no se lleve bien puede aspirar a tener una empresa familiar exitosa?

“Yo le diría que es inimaginable una empresa exitosa en la que los socios se lleven mal, sin armonía las probabilidades de fracaso son elevadas. Eso pasa en todas las empresas”.

-Un clásico de sus reivindicaciones como asociación es la bonificación del impuesto de sucesiones. A ello ha hecho referencia Clavijo en el debate de investidura.

“Nosotros nos vimos con muchos representantes políticos y es cierto que esto se lo planteamos a todos. Clavijo era muy consciente de que debía acometerse y lo celebramos. Ahora esperamos a que pueda ejecutar una reducción de la maraña burocrática que hemos ido tejiendo en estos años. Soy optimista ante la posibilidad de conseguirlo poco a poco”.