Nombre y apellido

Juan Pinto de Guisla

En su larga dedicación pastoral, Antonio Hernández demostró, y demuestra, admirable vocación de servicio, fe plena en las capacidades humanas y energía y entusiasmo que motivan admiración y sana envidia -o cristiana emulación, que suena mejor- en curas y seglares. En estas Lustrales, el también gestor del Proyecto Hombre definió y concluyó las primeras fases de un proyecto de alcance, datado en 1970, y apoyado por las instituciones y el pueblo llano con el interés con que acogen ambos los temas de la Virgen y su Santuario. Rector durante cuatro décadas, Pedro Manuel Francisco impulsó el proyecto de una instalación que, entre el arte y la piedad, reflejara el protagonismo de esta advocación en la vida insular. Soñado y dibujado prolijamente por el polifacético Alberto-José Fernández y proyectado en varias fases por los arquitectos Rafael Daranas, Luis Miguel Martín y José Miguel Márquez, el edificio principal ganó espacios anejos -sobre unas viejas lonjas y un patio de servicio- resueltos con carácter y dignidad, para poner en valor las piezas de culto y las ofrendas. El programa de actuación logró la accesibilidad directa al Cuarto de los Esclavos, construido por el presbítero Juan Pinto de Guisla (1631-1695), un personaje relevante del barroco, sostén y garante de nuestra devoción principal e inspirador, junto a coetáneos notables, de la famosa Bajada que instauró su amigo monseñor García Jiménez. Decorada con objetos personales y una serie de óleos sobre la Vida de María, que también pagó de su peculio, la estancia mantiene, si bien acristalado, el hueco de fábrica que ocupó la tribuna desde la cual, el primer Esclavo Mayor, elegido en enero de 1681, pudo seguir los cultos y rezar a la venerada imagen. Otra sección, lucidamente resuelta, se dedica a los exvotos que guarda el templo y que, retirados hace medio siglo, recuperaron su protagonismo y causan un gran impacto emocional en los espectadores; en silueta o bulto y fundidos en oro, plata y cera, órganos, miembros y figuras humanas, animales domésticos, barcos y carruajes son testimonios de los favores demandados y las promesas cumplidas. Por último, una coqueta sala reúne visiones contemporáneas de la Patrona y de sus fiestas -procedentes de una exposición de 2010- que, también, tienen reflejo en un audiovisual. Volveremos al tema y a las personas que, antes y ahora, materializan al fin una vieja y sentida aspiración de los paisanos que, por encima de localismos y sensibilidades personales, sienten Las Nieves como el eje histórico y espiritual de su tierra.