No sé por qué se ha organizado tanto revuelo con las declaraciones domingueras de Fernando Clavijo en las que apunta la conveniencia de fijar una “limitación al número de turistas que llegan a Canarias que sea respetuosa con nuestro medio ambiente y que no deteriore y acabe matando nuestro valor añadido, que es la naturaleza, el espacio y la calidad que ofrecemos”. La intención no es nueva y el debate está abierto desde hace tiempo. Al fin y al cabo, se trata de estudiar la capacidad de carga de las Islas -alojativa, energética, ecológica, sanitaria, de disposición de agua e infraestructuras, uso de suelo, etc.-, siempre limitada y difícil de calcular, para poder modular un crecimiento turístico ordenado con arreglo a criterios de sostenibilidad y racionalidad en el consumo de recursos. No se trata de espantar el turismo ni de alentar un intervencionismo puro y duro que sería nefasto, sino de no poner en riesgo el actual y frágil equilibrio existente en nuestro modelo turístico y de colaborar lealmente con la iniciativa privada para atender lo mejor posible las necesidades del presente sin comprometer las del futuro, en línea con la Agenda 21, la Cumbre de Río y las Directivas de la UE. En este sentido, las afirmaciones de Clavijo no resultan extemporáneas; al contrario, son consecuentes con su discurso de investidura y con la idea de ir hacia un modelo de desarrollo abierto a los cambios, que preserve los recursos naturales y haga suyos los principios de innovación, renovación, diversificación y valor añadido. Canarias es hoy por hoy receptora de un turismo de masas, de los llamados de sol y playa, y su prioridad debe pasar por la puesta al día de sus atractivos y la mejora de la competitividad y de los espacios turísticos, controlando los impactos y sus efectos sobre distintos sectores, así como renovando la oferta e incrementando su diversidad y calidad, según las características de cada isla. Sólo así se podrá modular la llegada turbulenta de turistas, acabar con las guerras de precios a la baja y reducir el indeseable todo incluido que tanto degrada al sector y deja además fuera de Canarias el abono directo de buena parte de los gastos vacacionales en Canarias. Todo tiene un limite y el turismo también necesita un cierto control.
Limitaciones turísticas publicado por Leopoldo Fernández →