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Muerte de Cecil

1. A Cecil, el león más bello de África, lo mató en Zimbabue, no un cazador español, como se decía, sino un dentista de Minneapolis. Ya le estaban echando el mochuelo a un hispano y lo buscaban en vano los paparazzi. No digo yo que no anden por África piratas de la escopeta de este país, disparando a animales inocentes para después colgar sus cabezas o sus cornamentas, o ambas cosas a la vez, de las paredes de sus despachos. Pero a Cecil, el león más bello jamás visto, lo asesinó con su rifle un dentista de Minneapolis. Ha declarado en su defensa que no sabía que el occiso -ignoro si se puede usar el palabro refiriéndonos a la muerte de un león- era Cecil, venerado por la población de Zimbabue, ya digo que como el león más bello de la historia.

2. No sé si el elefante que derribó el ex rey Juan Carlos también tenía nombre, probablemente sí. Y ahora mi pregunta es qué le habían hecho, para sacrificarlos, el elefante sin nombre y Cecil, a sus liquidadores. Imagino al paquidermo, con su cara bondadosa, mirando al monarca y preguntándose por qué iba a morir. Igual Cecil, que vivía plácidamente, con hembras y cachorros, en un lugar de Zimbabue, sólo matando para comer, antes de que un individuo llamado Walter Palmer le quitara la vida y mandara arrancarle la cabeza. Ahora la colgará de la pared de un despacho de Minneapolis. Espero que las sociedades protectoras de animales de Estados Unidos le revienten la consulta a este tolete.

3. Yo no soporto la caza, me parece una crueldad. Perseguir animales, siempre en inferioridad de condiciones, no me parece ni ético, ni estético, ni moral. Todo se resume en una lucha por la supervivencia; los animales cazan para comer; el hombre caza, fundamentalmente, por placer. No es lo mismo, ni merece por supuesto idéntica consideración. Lo de Cecil ha dado la vuelta al mundo. Y si las imágenes que aparecen en los medios son las suyas, era un león bellísimo. Ojalá que su muerte despierte las conciencias de quienes tienen que cuidar que esto no pase. Pero África es demasiado dura y demasiado salvaje para que estas matanzas se detengan. Siempre se corrompe a los guardianes.

achaves@radioranilla.com