Estamos oyendo, últimamente, y con mucha frecuencia, el término solidaridad. Es cierto que aparece en el marco de la economía de la Unión Europea. La solidaridad en materia económica nos ha asaltado estas últimas semanas. Pero creo que nos está ocurriendo una deformación de la mirada en esto de los problemas de la Unión. Algo parecido con lo que ocurre con el famoso, y no siempre bien entendido, proceso de Bolonia en relación con el Espacio Europeo de Educación Superior.
El mundo no es Europa. Hay realidad más allá de las fronteras de la Unión Europea. Es lamentable escuchar hablar de solidaridad económica entre países del primer mundo, cuando otros, en comparación con el dolor real de la situación de los países del sur de Europa, están a años luz de alcanzar el mínimo exigible a una vida mínimamente digna.
Ni toda la formación superior puede circunscribirse a Europa (Bolonia) ni toda la crisis y la pobreza está en Grecia. Existe mundo más allá de Europa.
“Necesitamos una solidaridad universal nueva”. En este camino nadie sobra: “Todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades”. Así se expresa en el número 14 la Encíclica Laudato Si, de Francisco.
Solidaridad universal. O sea, de todos y para todos. Entendiendo por solidaridad lo que la palabra significa: yo pierdo de lo mío para que tú tengas lo que necesitas. No es solidaridad cuando se da lo que sobra…, eso ni siquiera es limosna digna. No es solidaridad cuando se presta para atar corto la producción de las materias primas que necesitamos…, eso es burdo interés. No es solidaridad aquella ayuda que se da para pagar a empresas multinacionales que reconstruyen lo que el armamento fabricado por esas empresas ha destruido…, eso es manipulación.
Solidaridad sí, pero universal. No de estrecha mira europea que olvida que no es el ombligo del planeta. Porque, y es duro recordarlo, si un ciudadano griego solo puede sacar de un cajero electrónico 60 euros al día, me quieren decir ustedes ¿qué hace un subsahariano con una renta per cápita de menos de 1 euro al día?
Solidaridad sí; pero universal, amigos.