ARRASTRE DE GANADO

Pedro Molina: “Llamar a los animales es un arte; los jóvenes cada vez lo hacen mejor”

Pedro Molina Ramos, presidente de la Federación de Arrastre de Ganado y de la Asociación de Ganaderos. / SERGIO MÉNDEZ
Pedro Molina Ramos,
presidente de la Federación de Arrastre de Ganado y de la Asociación de Ganaderos. / SERGIO MÉNDEZ

Pedro Molina Ramos (29 de abril de 1959, La Laguna) es la voz más autorizada del sector ganadero de Canarias. Incombustible presidente de la Asociación de Ganaderos de Tenerife (AGATE) desde 1991, rescatador de las razas autóctonas e impulsor de la Federación de Arrastre de Ganado, sigue dando ejemplo, apoyando a su gente y al pie del cañón, luchando contra un cáncer de páncreas y viviendo su enfermedad con mucha dignidad.

-¿Que balance realiza de la temporada de arrastre que en septiembre afrontará la gran final?
“Ha sido una temporada marcada por la técnica y la profesionalidad que están mostrando los ganaderos. Estoy impresionado por ver la gran cantidad de jóvenes que se han ido tecnificando. Llamar a los animales es un arte y lo van haciendo cada vez mejor. Hace unos años despuntaron los hermanos Hernández Jacinto, y ahora cualquiera de los chicos que van saliendo están a un gran nivel. Todo esto ha generado que actualmente el espectáculo sea precioso”.

-El arrastre supone el reconocimiento de los ganaderos, los guayeros y de las reses bastas de la isla por parte de los aficionados…
“Los aficionados y espectadores tienen una gran importancia para nosotros, pues para seguir un arrastre en profundidad tienes que entenderlo. Un arrastre lo entiendes si has tenido que ver con todo este entorno agrario, lo que significa que es mayor de lo que nosotros pensamos. Nuestros mayores eran y vivieron del campo, pero muchos tuvieron que dejarlo, y a través de los años no han renegado de los que fueron sus inicios, sino que nos siguen acompañando a muchos sitios. El hecho de que en el arrastre también hayan niños que lo practiquen significa que a ellos los han tenido que ilusionar unos padres o unos abuelos, y es un signo de que esta tradición no se va a perder, sino que irá a más. Para nosotros eso es lo más importante. Siempre que tengamos además el apoyo y el cariño del Gobierno de Canarias, de los Cabildos Insulares, y de los municipios, se continuará”.

-La Laguna, Tegueste, El Rosario, Tacoronte y Santa Cruz acogen todas las ganaderías de raza basta. ¿Cómo se podrían extender al resto de Tenerife?
“Es cierto que toda esta raza de ganado basto está en esta comarca. En el Sur hay algunas personas que vienen y compran algunas vacas, pero el motor siempre ha sido aquí. De esto tiene también mucha culpa el Ayuntamiento de La Laguna, pues la primera vez que se dio un dinero público para ayudar a un concurso de arrastre fue en 1979 siendo alcalde Pedro González. Todo ha sido una evolución, son semillas que se han sembrado y que han ido germinando con el paso de los años. Sin embargo, en Gran Canaria llevamos 22 años haciendo arrastres y no hemos conseguido el tirón de Tenerife, y en La Palma tampoco ha evolucionado. Allí los ganaderos lo practican pero consideran el arrastre una práctica más lúdica y menos deportiva, no tienen esa superación que hay entre los guayeros de Tenerife, ese interés por ganar, por tener las mejores reses. Solo pasa aquí”.

-El arrastre genera a su alrededor una actividad económica…
“El municipio de La Laguna es único. El 90% de las yuntas de Tenerife que participan en las romerías son de La Laguna, viven, comen y duermen en el municipio, y eso quiere decir que donde se ha hecho un trabajo existen los resultados. El único lugar de Canarias y de España donde se hacen ruedas de carreta de madera es en La Laguna y Tegueste. Significa que aquí hay cultura ganadera y además hay oficios que no se han perdido y que conviven con total normalidad en nuestra sociedad. Que al igual que a 500 metros del mercado de La Laguna está la sede central de una ciudad universitaria, en el mismo radio hay explotaciones ganaderas y colectivos de artesanos que hacen yugos, ruedas de carreta, frontiles y coyundas. Esta es una realidad que no es incompatible con otras actividades económicas, pues nuestros ganaderos y los chicos que practican el arrastre también tienen móviles, videoconsolas, van al cine, van a colegios públicos o privados, sacan buenas notas, tienen novias, se pintan el pelo o se ponen un zarzillo cuando les parece como los otros jóvenes de su edad”.

-¿Hacia dónde debe ir el arrastre en los próximos años?
“Antes de marcar objetivos es importante tener una ficha financiera consolidada para poder mantener la actividad. La principal diferencia que hay entre el arrastre y otros deportes es que la vaca tienes que darle de comer dos veces al día y cuidarla, y como ser vivo puede morirse y no tienes con qué reemplazarla, y entonces por eso nos cuesta más dinero. Además, creemos que el arrastre tiene que abrirse al turismo. Los visitantes tienen que conocer porqué lo hacemos con una raza de vacas que son una reserva genética, y que si desaparece no la volveremos a recuperar, por eso es tan importante mantenerla. Y mantenerla además tan bien cuidada y tan sana como lo hacen nuestros ganaderos. Si estas vacas las tuviéramos dentro de las cuadras comiendo, sin ver el sol, sin cuidarlas con esmero, entonces nos daría igual ponerle para criar cualquier toro, pero como les dedicamos todo nuestro cariño para el arrastre, las mantenemos de una forma exquisita. Si en el futuro habría que destinar esta vaca a la producción de leche, seguro que con algún buen cruce lograríamos buenos ejemplares”.