el almendrero de nicolás

Posibilidades por encima

La gente rica, muy rica, siempre ha considerado que la democracia está sobrevalorada, porque claro, después pasa lo que pasa, que la gente corriente se cree con derecho a exigir, incluso hasta un sueldo digno. Pusieron el grito en el cielo cuando se inventaron las vacaciones pagadas. Las vacaciones producirían gente ociosa con ademanes impropios de su condición social, incluso muchos se atreverían a alquilar un apartamentito en la playa al lado de la gente fina, y por la mañana sería insoportable esa jurria de chiquillos gritando en la playa, con los calderos de comida, porque la clase obrera en la playa no hace sino comer y hacer la digestión. Se rompería la calma y el relax de la gente llamada a dirigir esta sociedad. Porque lo malo de vivir por encima de tus posibilidades es que luego no te controlas y quieres más, y claro, como no tienes mesura, acabas tirado por las esquinas. Cuando comenzó la crisis y se impuso el ajuste duro neoliberal, y se mandó a la ruina a la gente humilde y trabajadora, muchos ricachones y teóricos de los ricachones y militantes a sueldo de la banca también nos dijeron que el problema radicaba en que la gente obrera había estado viviendo por encima de sus posibilidades. Si a eso le sumamos el estereotipo de que, en general, los canarios somos muy lentos, no trabajamos lo suficiente y estamos todo el día de vacilón, como también se dice de los andaluces, de los sudamericanos, y de todos los pueblos que no seamos alemanes ni norteamericanos ni franceses ni europeos de norte de arriba, es fácil que éstos lleguen a la conclusión de que, en realidad, nunca debimos haber rebasado el listón de una cama, un platito de comida al día y el aprendizaje de cuatro reglas. Ahora le toca el turno a los griegos, y vuelve la derecha a decir que han vivido como dioses. Que son unos gandules y que tienen que apretarse el cinto hasta que revienten, tienen que devolver la deuda. En cambio nadie de la derecha le exige a la banca europea que devuelva todo el dinero que los trabajadores le prestamos para sanear sus cuentas. Porque, claro, los gandules no tenemos derecho a reclamar nada, sólo a vivir por debajo de nuestras posibilidades. Fíjate tú que algunos griegos tienen hasta móvil, ¡hombre ya! ¡Eso es inadmisible! ¿A dónde vamos a parar?