cho marcial

El sacrificio de Nazaret Díaz

Ya es habitual que los políticos utilicen los “motivos personales” para justificar una dimisión, la renuncia a un cargo o dar un paso al costado en sus ambiciones políticas. Nada nuevo bajo el Sol, que diría el otro.

En este sentido, lo ocurrido con Nazaret Díaz, la candidata de Coalición Canaria en Candelaria en las pasadas elecciones municipales, ha sido un sacrificio en toda regla, en donde poco, o más bien nada, han intervenido los asuntos personales o familiares, a la que ella aludió, tras anunciar que no recogía su acta de concejala electa, mientras su partido negociaba el cogobierno municipal con los socialistas.

El 30 de mayo, seis días después de las elecciones, y durante el baile de magos que por tercer año se hizo en la plaza de la Patrona para celebrar el día de Canarias, un miembro de la candidatura nacionalista le dejaba caer que “todo pacto conlleva un muerto”. Mientras negociaba el pacto con sus futuros socios, Nazaret Díaz ya había advertido a los suyos que no formaría parte del futuro gobierno, que daba un paso al costado.

Un paso al costado con su acta de concejala, pero no en las negociaciones, en las que siguió estando, pese a su manifiesta animadversión a pactar con quienes ella consideraba culpables de la mala gestión en Candelaria, tanto que incluso a algunos de ellos los tiene denunciados ante la Justicia por presuntas contrataciones de trabajadores de manera fraudulenta. Además, Nazaret Díaz, tampoco dejó la presidencia del partido a nivel local, aunque en realidad quien maneja los hilos nacionalistas de Candelaria, como buen tejedor que es, no es otro que Efraín Medina, el vecino de calle del alcalde Gumersindo García, que fue quien impuso el programa a debatir con los socialistas para un gobierno en coalición durante por próximos cuatro años. Efraín Medina así se lo reconocía a Raúl Díaz Alom, hace unos días, en Teide Radio.

No vamos a negar aquí el amor y la consideración que Medina siente por Nazaret Díaz, a quien ha defendido a capa y espada, incluso por encima de lo que pensaba su propia hermana, concejala de CC en el pasado mandato. Sin embargo, está claro, que tuvo que imponer una tesis que la candidata electa, que repitió el mismo resultado en concejales (5) que en 2011, no compartía, por lo que prácticamente se vio obligada a renunciar a seguir en el Ayuntamiento, al que ahora puede regresar como funcionaria, o quien sabe dentro de cuatro años de nuevo como opositora a alcaldesa. Lo único cierto es que se sacrificó por un pacto en el que no cree.