YO, TÚ, ELLA

Sara Andon: “La música es mucha más que un sonido”

Sara Andon posa en el Grand Hotel Mencey, en Santa Cruz de Tenerife / SERGIO MÉNDEZ
Sara Andon posa en el Grand Hotel Mencey, en Santa Cruz de Tenerife / SERGIO MÉNDEZ

Por Alejandra Aguado

Sara Andon es flautista solista reconocida a nivel mundial. Procedente de Estados Unidos, ha tocado en grandes encuentros concertísticos y trabajado en partituras para cine. Esta es su tercera vez en Canarias, donde ha venido para tocar otro año consecutivo junto a la orquesta sinfónica de Tenerife durante el Fimucité (Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife).

-¿Cuál fue su recorrido para convertirse en flautista?
“A mis padres les encantaba la música. Yo era la menor de tres hermanos y empecé a tocar el piano a los cinco años. Más adelante, a los nueve, entré en la banda del colegio, donde me hicieron elegir entre la batería o la flauta. Por un lado la batería me llamaba mucho la atención, era agresiva y nunca había visto una mujer que la tocara, me atraía esa imagen de chica dura. Sin embargo, recuerdo que escuché a una flautista tocar y el sonido me enamoró. Cuando tuve que decidir, me di cuenta de que la batería, para colmo, sería muy difícil de transportar. Así que me decanté por la flauta y hasta el día de hoy sigo con ella”.

-Ha grabado musicales de Broadway, cuéntenos un poco de esa experiencia.
“He hecho versiones de estudio para musicales de Broadway como Los Miserables. Una de las partes de ser freelance en Los Ángeles es que necesitas adaptarte a lo que venga, ser muy versátil. Si quieres sobrevivir tienes que tener mente abierta y aceptar las oportunidades que te brinde la vida”.

-¿Cómo llegó a ser profesional dentro de un terreno tan competitivo?
“Es realmente difícil. Afortunadamente he contado con grandes profesores. Por un lado es necesario tener talento, pero por el otro tener una buena educación que te encamine hacia donde quieres llegar. Tener buenos contactos, confianza y pasión por la música. Entonces la gente empieza a fijarse en ti, te vas exponiendo más y más hasta hacerte notar. Una cosa lleva a la otra, pero es un terreno duro y hay que ser perseverante”.

-¿Tiene algún tipo de ritual antes de subir al escenario?
“La verdad es que no. Preparo la música y practico muchas horas. Simplemente pienso sobre la belleza de la melodía en sí y lo hermoso que es poder compartir ese sentimiento con los demás. Me recuerdo a mí misma cuál es el objetivo de todo esto”.

-¿Y cuál es?
“Participar en algo más grande que uno mismo, algo que pueda suponer un cambio en la vida de los demás. La música es mucho más que un sonido”.

La artista participó en el festival sobre música y cine Fimucité. / SERGIO MÉNDEZ
La artista participó en el festival sobre música y cine Fimucité. / SERGIO MÉNDEZ

-¿Qué sintió la primera vez que actuó delante de tantas personas?
“Estaba realmente emocionada, aunque con una mezcla de nervios y miedo, pero desde un punto de vista positivo. Fue un momento muy especial que había llegado tras mucho trabajo. Grabar en un estudio también supone un reto, pero no es lo mismo. Cuando subes a escena abres tu corazón a los demás, te sientes frágil y expuesta. No sólo te centras en tocar bien, sino que además tienes que lucir elegante, tener buena postura, talante. Es muy visual, vas maquillada y bien vestida, con los focos apuntando y cientos de desconocidos expectantes. En el estudio de grabación me limito a centrarme en tocar lo mejor posible, pero si me equivoco puedo repetirlo. En el escenario es mucho más, en el escenario soy música”.

-¿Alguna vez los nervios le han jugado una mala pasada en escena?
“Afortunadamente nunca he tenido un momento así, del que pueda arrepentirme. Eso no implica que todo sea perfecto. La actuación perfecta no existe, somos humanos. Cuando hablo de perfección no me refiero solo a la técnica. La preparación es vital, y puedes bordar cada una de las notas, pero una actuación es mucho más que eso. Hay ocasiones en que puedes bordar la melodía, y aun así haber realizado un espectáculo rígido o aburrido. En cambio, hay veces que es posible que no esté del todo afinada la parte técnica, pero el momento te rodee de pasión, fuerza y vitalidad, algo que transmitirás a los demás. Por ello no existe la actuación perfecta, porque es algo subjetivo que depende de innumerables factores. Es complicado de explicar”.

-¿Qué hueco cree que tienen la música, y las artes en general, dentro de nuestra sociedad?
“Personalmente siento que el arte es imprescindible, lo que provoca en nosotros y en nuestro espíritu. Es importante tanto para el creador como para quien recibe la obra. Rodea el mundo y lo engloba en un todo. Muchas veces tengo la impresión de que la gente no llega a ver cómo de importante es el arte. Quien ha experimentado en este terreno sabe valorar lo fundamental que es, los niños que tienen la suerte de crecer con este pensamiento apreciarán el arte de mayores. Incluso los adultos que nunca han entendido el sentido del arte, también pueden descubrirlo, ya sea yendo al teatro, la ópera, un concierto, un museo, la biblioteca… el arte va ligado a las humanidades, y estas son algo innato en todos los seres humanos”.

-¿Todo puede considerarse arte? Por ejemplo, en su terreno, hay música para cine que llega a ganar premios, otra es simplemente comercial, ¿están al mismo nivel?
“Gran pregunta. Crear música para películas es algo muy complejo, requiere de muchísimas partes implicadas. La mayoría de compositores para cine son personas con gran talento y muy instruidas. Requiere de suma habilidad porque no solo se ha de tener en cuenta la melodía, sino también la imagen, el guion y el significado de la escena. En este sentido es arte en sí mismo, pero también entretenimiento, no puedes desligarlo. Después hay producciones hechas específicamente para los fans, que son nada más que entretenimiento, esto no quiere decir que sean malas, sino que cuentan con un objetivo diferente. La música, el cine, la literatura… siempre tendrán una faceta artística y otra comercial”.

-Ya ha tocado con la Orquesta Sinfónica de Tenerife en el pasado, ¿qué supone para usted volver a actuar con ellos?
“La Orquesta Sinfónica de Tenerife es increíble, tocar con ellos es un gran honor. Son como una familia que me acoge cada vez que vengo, me respetan mucho y me hacen sentir maravillada con ellos. Además he podido realizar varios solos y es increíble el apoyo musical que suponen. Estoy muy emocionada por reunirme otro año más tras el telón”.

-Esta es la tercera vez que viene a Tenerife, ¿qué opina de la isla?
“Me encanta. La gente que vive aquí es brillante e inteligente. Hay tantísimo y en tantos sentidos. Tenéis el Auditorio Adán Martín y el volcán, tenéis artistas y científicos, hasta la comida es buena. Tenerife reúne lo nuevo y lo viejo, astrónomos, geólogos, músicos, pintores… en este pequeño pedacito de mundo tenéis todo lo que se puede imaginar”.

-Por último, si usted no fuera quien es, ¿qué le preguntaría a Sara Andon?
“Creo que sería algo así como, ‘¿Bajas el ritmo alguna vez?’. La respuesta claramente es no. Todo el mundo tiene algo que ofrecer a los demás, un regalo que dar, aunque sea una simple sonrisa. Yo tengo muy claro lo que quiero devolver y aportar a quienes conozco, y sé que para ello debo seguir trabajando duro”.