Tres vidas ejemplares (Carmen Sánchez)

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RAFAEL DE MIGUEL / FOTO: ALBERTO MAHTANI

Tres vidas para conmemorar los 300 números de Canarias Gráfica, tres modelos de esfuerzo, superación y éxito, sorteando dificultades por su condición de mujer y pegadas a la vida de Tenerife. Valientes, decididas, en algún caso pionera en su vocación laboral. Son el símbolo de tres vidas con nombre propio: Carmen, Gloria y Mercedes, que sonríen ante la adversidad y dejan o continúan marcando el camino para muchas (y muchos) que ahora deben superar una difícil situación. Su testimonio ofrece luz y un patrón en un recorrido vital encomiable, como el de otras muchas mujeres canarias.

Carmen Sánchez (Extremadura,1967) es la personificación de la determinación y el amor por su trabajo. “Soy esteticista por vocación, quería serlo desde niña y me siento súper contenta por hacer lo que me apasiona”, comenta. Carmen recaló en Tenerife hace más de 25 años por un traslado laboral de su marido que es enfermero. Aunque comenzó sus estudios de estética en la Península, los continuó en Santa Cruz de Tenerife, en la Academia Nuevo Estilo, donde acabó como profesora durante año y medio. Lo dejó porque echaba de menos el trabajo con las manos: “donde aplicas tu conocimiento y estas en contacto con la gente”. Carmen trabajó en aquellos años en varios centros de estética hasta aterrizar en Ives Rocher, donde permaneció cinco años.

En 1993 se lanza a su proyecto personal: L’esthéticiènne Urban Spa &Beauty. “Estuvimos en la prolongación de Ramón y Cajal durante siete años y como el local se nos quedó pequeño buscamos y compramos este donde ahora estamos en la calle Puerta Canseco de Santa Cruz. Tambien colaboramos con el gimnasio The Factory para llevar la estética”, nos cuenta.

Los comienzos

“El primer centro que tuvimos era muy bonito, pero nos costó mucho ponerlo en marcha. Pese a todo lo difícil que fue empezar, siempre digo que fue una gran suerte, porque peor se puso después. Suelo pensar que la gente que comienza ahora… qué difícil lo tienen”, reflexiona Carmen, cuando preguntamos por sus inicios como empresaria.

Otra cuestión con la que tuvo que luchar fue con la falta de ayudas institucionales.”En todas las puertas que tocaba cuando empecé para solicitar ayudas o inversiones, porque nuestra maquinaria es cara y se renueva cada poco tiempo, nunca conseguí nada. Todo ha sido a pulso, consiguiendo ayudas particularmente. Lo he comentado muchas veces con amigos que también comenzaron, siempre tenían más facilidades. No sé si es por el tipo de negocio, pero nunca tuve ayudas oficiales. En los bancos sí, con créditos, claro”, sostiene con cierta amargura.

Y sin embargo, se siente muy orgullosa de estar sobreviviendo a la crisis y mantener a todo su equipo: “estoy muy satisfecha de haber mantenido al equipo que tengo, con las mismas condiciones de antes de la crisis. Yo lo he soportado, no he hecho recortes a mi equipo ni salarial, ni de horas. La consejería de trabajo me felicitó y es un orgullo. Poder haber mantenido a todo el equipo es un orgullo. Quiero que la gente que trabaje conmigo sienta esto como algo suyo y la remuneración forma parte de esta filosofía. Quiero que mi equipo sea como la prolongación de mi persona. No se puede pretender que tengas una empresa y solo te vaya bien a ti como empresaria”.

En cuanto a sus planes de futuro, es clara: intento vivir el día a día… no me gusta planificar a largo plazo para nada. Me gustaría seguir adelante con mi centro, evolucionando, con mi equipo y dando gracias, a pesar de la mala situación, de mantenerme. Soy ambiciosa y no me falta ambición, pero espero que todo vaya a mejor en este país”.

Se confiesa una tinerfeña más y recuerda el contraste de su tierra natal con las Islas, “con mentes más abiertas, y el sol y el mar por escenario”, apostilla.