TRIBUNA

Turismo. Debate abierto

El Presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, ha inaugurado su mandato abriendo un debate sobre nuestro modelo turístico que hasta ahora parecía un tabú. Cuestionar nuestro modelo no significa ni estar en contra del mismo ni tampoco querer cerrar los ojos a un sector que es y seguirá siendo el principal motor de nuestra economía. Sería ilógico que la euforia de los buenos datos del sector nos vetara cualquier análisis sobre el mismo y su futuro. Cualquier buen empresario sabe que justamente cuando la cosa va bien es el momento de hacer balance y diseñar lo que tenga que venir. Hablar de turismo en Canarias no es sólo hablar de cuestiones estrictamente sobre el sector, sino que justamente por su peso en nuestra economía ello implica hablar de modelo territorial, de modelo social y económico. Por eso este debate es el debate.

La sociedad canaria ha entregado lo mejor de si misma al sector. Le ha entregado su mano de obra, le ha entregado su territorio, sus paisajes, su costa. Soporta a cambio una gran presión demográfica, energética y medioambiental. Orienta sus políticas públicas más importantes para potenciarlo y hacerlo competitivo, diseña sus infraestructuras, sus servicios públicos como la seguridad o la sanidad para ser capaz de dar valor añadido al destino. Por eso nadie puede rasgarse las vestiduras cuando una buena parte de la sociedad que le ha entregado todo esto al sector comienza a preguntarse por el feedback social, por el retorno del sector hacia las islas. Sobre la mesa cuestiones claves de resolver a medio o corto plazo. Un ejemplo el impacto de la modalidad del todo incluido sobre sectores complementarios como el comercio, el ocio o la restauración. Otras sobre modalidades como el alquiler vacacional cuya regulación reciente parece condenar a una parte de los canarios a no disfrutar del maná. La posibilidad de la implantación de una tasa turística como mecanismo de compensación, tal y como funciona en muchas ciudades europeas o en Cataluña, donde lejos de ahuyentar a los visitantes, estos han incrementado desde su implantación. El efecto arrastre frente a otros sectores como el industrial o el sector primario. Y la más importante la calidad y cantidad del empleo que genera. Canarias destina un enorme esfuerzo público al sector pero la capacidad de poder influir con políticas públicas y orientarlo hacia un modelo más sostenible y más rentable son escasas dada la capacidad de imponer sus intereses de los tour operadores y la ausencia de un touroperador potente propio. El dato del gasto en origen y en destino es claramente indicativo. Esta IX legislatura comienza. Y parece por lo que todo apunta que será la de los grandes debates, la de redefinir nuestro modelo político, social y económico para el futuro. Este sobre el modelo turístico más allá de la legítima pugna entre islas por definir su producto, junto a nuestro modelo tributario y arancelarios, debe ser el gran debate que deberíamos tener. Sin miedos, sin tabúes y con la capacidad de poder tocar cualquiera de sus aristas sin que nadie sea lapidado (figuradamente hablando ) en plaza pública. El PSOE en este sentido no puede quedar fuera de él. Definir su propio modelo y confrontarlo con agentes sociales, económicos y políticos, porque quedarse fuera es quedarse al margen del diseño para las próximas décadas. Un partido que ha tenido y tiene capacidad de aportar, que gestiona desde hace años cruciales enclaves del sector en el sur de Tenerife y en otras islas, y que por tanto, debe ser capaz de sentarse a la mesa del debate y en la medida de lo posible liderarlo.

*Diputado del PSC-PSOE en el Parlamento de Canarias