El alto nivel de penetración de la telefonía móvil entre la sociedad española no solo implica que se pueda estar conectado de manera permanente, sino que también contribuye a que estos dispositivos se utilicen de una forma mucho más intensiva. La dependencia al móvil ha pasado a convertirse ya en todo un fenómeno social; especialmente entre los jóvenes, entre los que la condición de adicción llega al 29% de los menores de 24 años. En un análisis sobre el uso que hacemos los españoles del teléfono móvil, elaborado a partir de los datos aportados por el INE y recogidos a través de Rastreator.com, , el 96,4% de los hogares españoles cuenta con al menos un teléfono móvil.
Según datos de la Fundación Telefónica, España es el primer país europeo en cuanto a inserción del smartphone; el cuarto a nivel mundial según los datos de Deloitte, la mayor firma española de servicios profesionales.
La consecuencia negativa de esta alta penetración, la dependencia a los dispositivos móviles, ha crecido tanto que en algunos casos tiene la consideración de trastorno. La “nomofobia”, es decir, el miedo o ansiedad incontrolable que produce salir de casa sin llevar consigo el teléfono móvil, ha convertido a la mayoría de usuarios en esclavos de su dispositivo. Es más, la plataforma psicoeducativa Desconect@ sostiene que el 77% de las personas que posee un móvil padece nomofobia, y que España además es el país europeo con mayor adicción adolescente a Internet.