1. Todo cuesta 80 euros. Y teniendo en cuenta que mi pensión de jubileta asciende a unos 1.200 euros, o así, este mes he tenido que pedir auxilio a la divina providencia. Se me averió la lavadora: 390 euros. Se me averió el calentador (y, encima, me lo dejaron mal los técnicos), 80 euros. Y he tenido unos gastos extra de otros 80 euros. Si mi depauperada pensión no me da para vivir y, encima, sufro unos gastos extra tan cuantiosos, ¿qué hago? Y, además, con fama de rico, que es lo que más me jode. Mi vida está ligada a los 80 euros que cobra todo el mundo por cualquier cosa. Ya nadie te baja de esa cantidad, es una auténtica tragedia. Las pensiones no están en relación con la vida real y, además, mi plan de pensiones hace años que me lo pulí para pagarle una deuda a Cajasiete. Hacienda, eso sí, me quería devolver ¡80 euros! de la renta, pero como tampoco tengo obligación de cumplimentar la declaración, pues no lo hago. Que se metan los 80 euros por el culo.

2. Y eso que hablan del estado del bienestar. Menuda pollabobada. Será del bienestar de los que hablan del estado del bienestar, porque lo que es del mío, nati de nati. 45 años trabajando para cobrar 1.200 euros, de los cuales sólo llegan a mi cuenta menos de 1.000 porque alguien ha querido compartir también mi pobre asignación. Es la leche. Menos mal que Cajasiete me adelanta la pensión y así voy tirando, entrampado, acabado y errático. ¡Coño!, voy a ver si se cumple el pronóstico del adivino y casco a los 69. Entonces sería la felicidad. Porque creo que en el Paraíso, a donde iré a parar, por supuesto, no hay impuestos.

3. Hombre, soy consciente de que en algunas etapas de mi vida he sido un dilapidador, pero no merezco este retiro tan poco retribuido. Si hubiera vivido en Alemania, tras 45 años de trabajo, percibiría más de 3.000 euros mensuales. La pensión mayor en España creo que son 2.700 al mes, más o menos. Me hace gracia todo esto del estado del bienestar que no es más que un cuento. No existe. Es mentira. Lo dicen los políticos para ganarse los votos de los incautos, pero, claro, yo ya no voto. Si estoy jubilado para unas cosas también lo estoy para votar.
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