AL GOLPITO

Adulterar la historia

Mientras la ciudad duerme, las luces de las calles siguen encendidas. Algunas personas siguen durmiendo en las entradas de los edificios o cajero de los bancos. Otras, rebuscando entre los contenedores de basuras con la esperanza de encontrar un trozo de pan, fruta y utensilios que les sirvan para sus fines particulares. Vivimos en un mundo totalmente materialista, donde los valores se han ido perdiendo con el paso del tiempo. Crisis económica, pero también ausencias de valores y de compromisos; en una sociedad que presume ser evolucionista y democrática. Muchas cosas han ocurrido desde que España logró convertirse en un país pluralista, demócrata. Muchos que estaban exiliados/as volvieron tras la muerte del dictador. Y lo hicieron como los profetas de las libertades y derechos de las personas. Sin embargo, y una vez que llegaron al poder, tras prestar juramento delante de un crucifijo y la constitución, muchos de ellos/as se convirtieron en verdaderos/as corruptos/as; aprovechándose de la querida y maltratada democracia española. Por si fuera poco, la propaganda de la izquierda radical, todavía llena de rencor, odio y venganza, hizo un gran esfuerzo propagandístico y económico para venderle a la nueva generación que la guerra civil española solo murieron los que no estaban de acuerdo con el dictador, Franco. Los rojos no mataron, la izquierda fue bondadosa, caritativa, noble con los prisioneros del bando franquista. Que les pregunten a los curas. ¿Cuántas monjas y sacerdotes murieron por las balas de la izquierda radical? Las guerras son horribles; hay muertes, asesinatos y torturas por ambas partes. Las dictaduras son negativas, oprimen a los pueblos, les asfixia y les deja si la dignidad que todo ser humano tiene derecho a tener. Pero lo que no se puede hacer es intentar ocultar la historia, lo sucedido en un determinado momento. Quitar los nombres de las calles; los monolitos, monumentos de algo que sucedió en nuestro país, es robarle a la historia su pasado, su contenido histórico. Por otro lado, y tras ir quitando poco a poco una parte de la historia de España, muchas han sido las calles que en la actualidad llevan el nombre de nuevos políticos de la democracia. Algunos de ellos, verdaderos corruptos que debieron ser juzgados y encarcelados en otro momento, se libraron por sus influencias con los poderes fácticos. Repito, muchas han sido las barbaridades que se han cometido en este precioso país. Recuerdan ustedes entre otros muchos, ¿el crimen de las niñas de Alcácer? ¿Quiénes participaron? ¿De que casta social provenían? Pederastas, mafias dedicadas al tráfico de órganos de menores, orgías en fiestas de las clase sociales altas, crímenes y secuestros sin resolver; dineros robados de las instituciones gubernamentales que nunca fueron devueltos. En definitiva, todo un carrusel de delitos y corrupción que todavía siguen estando presentes en la sociedad española.