política

Clavijo y Soria se encumbran

Fernando Clavijo, con  Felipe VI. / Arturo Rodríguez-La Zarzuela
Fernando Clavijo, con Felipe VI. / Arturo Rodríguez-La Zarzuela

La reunión sectorial ha sido un éxito: el ministro de Energía salda cuentas y a la vicepresidenta canaria la ingresan para dar a luz. Sobre el resultado del encuentro entre representantes de las dos administraciones abundan las interpretaciones. Así como Fernando Clavijo y José Manuel Soria no caben en sí de gozo, al portavoz parlamentario del PSOE le entró, según su homóloga del PP, un “ataque de celos”. Iñaki Lavandera enarboló una crítica que desconcertó al jefe del Ejecutivo en el que participa su propio partido. Calificó de “acto de precampaña electoral”, de los populares, lo que se ha venido en llamar cumbre, que la Real Academia Española (RAE) define como confluencia de “máximos dignatarios nacionales o internacionales” para tratar asuntos de “especial importancia”. En eso del concepto no le falta razón a Lavandera, para quien aquello fue el parto de los montes. Australia Navarro agitó el sonajero y le aconsejó que se dejara de paridas o se pasara a la oposición.

Cuando a alguien le rompen la guitarra en la cabeza y ve cómo otros se divierten tocando las palmas, que nadie espere gritos de alegría. No causa el mismo efecto el gazpacho que la sangría, aunque hay quien mezcla ambas bebidas y le sale un explosivo combinado de efecto retardado. Tampoco saben igual el melón y la sandía. Tras relevar a Paulino Rivero, Clavijo escondió el saco de pulgas en el sótano.
“Las relaciones institucionales en la anterior legislatura no fueron adecuadas ni buenas para Canarias”, profirió en la SER. “Ni positivas para la ciudadanía”, apostilló. En un clima de optimismo, el REF económico navega viento en popa. A toda vela, porque con el gas han surgido problemas en Gran Canaria.

Consciente de que, camino de las elecciones generales, este acercamiento al PP podría “contaminar el ambiente”, el dirigente de CC comprende el mosqueo de sus socios del PSOE. Los nervios se calman con pastillas Timoteo y los caramelos de eucalipto mentalizan.
Después de despachar con el soberanista catalán Artur Mas, que lo debe de tener hasta la coronilla, Felipe VI estaba en la gloria en la recepción a Clavijo.

Como el rey de espadas mostró Juan Manuel García Ramos sus cartas para regresar al Parlamento y hacer valer las bazas del PNC. Catedrático de la estrategia política de la convergencia nacionalista, el exconsejero de Educación, Cultura y Deportes se cobró la cuota con las monedas de Juan Jesús Ayala, Aurelio González y Juan Pedro Dávila, director general de Ganadería desde 2010. La titular de Hacienda, Rosa Dávila, le cedió el asiento por cortesía.

En el PSOE se temen que Pepe Segura suelde con estaño su escaño en el Congreso. No es la edad, sino la perpetuidad, lo que le echan en cara. Ya antes de las autonómicas se ofrecía Francisco Hernández Spínola. Al Senado se postula de nuevo José Vicente González Bethercourt. El abogado Jonay Rodríguez asoma la cabeza para lo que surja. Con la venia, señorías.