POSITIVANDO

Cristofer Clemente

Siempre me planteo la suerte que tenemos los canarios en este territorio que conforman ocho islas en el Atlántico, donde podemos disfrutar de una variedad de ambientes y posibilidades que mejoran nuestra calidad de vida y aumentan nuestra felicidad. Desde la montaña, la playa, el mar o la ciudad encuentras actividades que realizar con las que conectar contigo y con los demás. Correr o caminar por nuestras carreteras o nuestras montañas, disfrutando del paisaje y del mar. Hace unos días, mientras aprovechaba la tranquilidad de La Gomera para como comentaba antes disfrutar del paisaje, las caminatas y el mar, mientras paseaba por San Sebastián a esas horas donde el hambre te dice que busques un lugar donde comer, entraba en el restaurante La Tasca, un lugar emblemático para los habitantes de la Villa. Mientras miraba la carta con mi familia, levanté la vista y vi a la persona que nos iba a tomar nota. A mí que me gusta eso de correr en montaña, me pareció ver a Cristofer Clemente. Para los neófitos en estos temas, es una figura en esto de las carreras de montaña a nivel internacional, mi sorpresa fue que le comenté: Oye, eres Cristofer; y me dijo: Sí. Guau, le dije, si yo te admiro. Claro, uno acostumbrado a ver esos roles de figura totalmente separados de la realidad, viviendo vidas de extraterrestres con millones de euros y esas cosas, te ves a un muchacho que se hace 80 o 100 kilómetros en Noruega y queda octavo con la humildad y el buen hacer en el negocio familiar que atienden entre toda la familia. Al principio esto a mí me desconcertó, pues se pone en entredicho ese modelo de éxito totalmente desajustado que nos venden, donde parece que todos los deportistas son estrellas y están a otro nivel. En cambio, ves al amigo Cristofer atendiendo su negocio, esperando que sea la hora de cerrar para calzarse las zapatillas de montaña y salir a correr por esos barrancos durísimos de La Gomera. Me dijo que cuando empezó a correr lo hacía por bajar de peso, hace cinco años, pero que ahora corre porque es feliz cuando lo hace, le da igual competir, solo quiere correr y si está lesionado se molesta, ya que no podrá hacerlo. Me encanta ver a gente así, comprometida con la felicidad en su vida familiar, profesional y sobre todo buscando esa actividad con la que conectas y tu vida encuentra sentido. Eres grande, amigo Cristofer.

*Psicólogo y miembro de la Sociedad Española de Psicología Positiva