maldito parné

Juventud, divino tesoro

Dijo Vicente Blasco Ibáñez que la juventud es la edad de los sacrificios desinteresados, de la ausencia de egoísmo y de los excesos superfluos. Estoy de acuerdo con esta definición, aunque tengo que reconocer que para mí la juventud está más relacionada con el estado de ánimo que con la pertenencia a un rango de edad previamente establecido. Este rango de edad ha ido aumentando con el paso de la crisis. En teoría, se es joven cuando se entra en la horquilla de los 12 a 24 años. Una edad perfecta para abandonar el nido (entendiéndose del nido de la casa familiar) y empezar a volar solo. Sin embargo, los españoles tenemos una especie de arraigo familiar que hace que seamos de los europeos que más tarde abandonan el hogar. El último informe del Consejo de la Juventud de España revela que cuatro de cada diez canarios de entre 30 a 34 años continúan viviendo en casa de sus padres. Se trata de la segunda comunidad española con la tasa de emancipación más baja, solo por detrás de Extremadura. Lo normal, o así era hace unos años, es que hasta los 24 años los jóvenes continúen viviendo con sus padres, dado que aún cursan sus estudios.

Pero sepan los padres que, a partir de ahí, continuarán viviendo en la casa familiar diez años más. La crisis económica que impide la consecución de un empleo rápido y bien remunerado, las escasas ayudas del Gobierno y, ¡por qué no decirlo! la comodidad que supone vivir en casa de los padres, ralentizan el proceso de emancipación. La comida en la mesa, la ropa limpia, evitar pagar recibos (luz, agua, comunidad) y la limpieza están por encima de una añorada y egoísta independencia. Otro factor determinante que dificulta la emancipación es el precio de la vivienda. Los alquileres han bajado, pero aún así, según el Consejo, los jóvenes necesitan unos ingresos mínimos de 1.600 euros mensuales para plantearse comprar una vivienda. Y es aquí donde esta el error. Embaucarnos en una compra nos ata al lugar en el que residimos. Cierra puertas. Si tenemos que pagar mensualmente una hipoteca no podremos coger la maleta y largarnos a otro país en busca de empleo. Los que somos padres sabemos que los hijos, tarde o temprano, tendrán que marcharse y somos nosotros mismos los que muchas veces ponemos los impedimentos. En países como Inglaterra, les ponen la alfombra roja. Es una buena manera de empezar a madurar, y poder administrar lo que más tarde será su presupuesto familiar. La crisis vuelve a ser la culpable. O no.