SUR

“La Isla pierde el 40% del agua por la dispersión y la canalización”

Juan Carlos Santamarta actualmente participa en unos proyectos de investigación en Hawái. / DA
Juan Carlos Santamarta actualmente participa en unos proyectos de investigación en Hawái. / DA

Es uno de los expertos más cualificados en el estudio del agua. Desde hace dos años forma parte del equipo de investigación del Instituto del Agua de Estados Unidos para las islas del Pacífico. Natural de León, reside desde hace 15 años en La Laguna, donde imparte clases en la Universidad como profesor asociado de la Escuela de Ingeniería Agraria.

La primera lección que traslada a sus alumnos desmonta los dos mitos que siempre han rodeado a los recursos hídricos de Canarias: que la mayoría del agua proviene de la desalación y que el mayor consumo lo genera el turismo. Juan Carlos Santamarta asegura que en islas como Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro el 80% de dichos recursos proviene del subsuelo, a través de pozos y, sobre todo, de galerías, que solo en Tenerife superan el millar. “Esta isla consume 225 millones de metros cúbicos al año, lo cual equivale a unas 90.000 piscinas olímpicas. No es mucho”, asegura. A su juicio, existe una conciencia social importante inculcada por nuestros mayores sobre la escasez de agua. La alta dependencia del subsuelo nos lleva a plantearnos una pregunta: ¿cuál es la salud de nuestro acuífero? Para Santamarta es muy complicado saberlo, “todo pasa por la inversión en la investigación, una idea difícil de vender por la complejidad de la geología de las Islas y porque no se suelen inaugurar proyectos de inversión y desarrollo”.

“En Tenerife se consumen cada año el equivalente a 90.000 piscinas olímpicas”

Recuerda que el último gran estudio global de los acuíferos insulares se realizó en 1975 (el proyecto SPA-15), del que se obtuvieron unos conocimientos que siguen vigentes. En su opinión es hora de actualizar la investigación: “Creo que tanto científicos como ingenieros, empresas privadas y la Administración tendrían que plantear un nuevo proyecto, que sirviera de complemento a los planes hidrológicos insulares, con el horizonte del año 2020”, indica. “Hay que responder a la pregunta de si tendremos suficientes recursos hídricos en los próximos dos decenios, y estamos perdiendo una oportunidad de anticiparnos a los futuros problemas derivados de una dependencia total de la desalación y los combustibles fósiles”.

Respecto al otro mito, el de un supuesto mayor consumo del turismo, Santamarta asegura que la mayoría de los recursos hídricos se destinan a la agricultura. “En La Palma y La Gomera en el 80%, mientras que en Tenerife y El Hierro ronda el 60%”, aclara. Ese porcentaje se nivela en zonas como el sur de Tenerife, que soporta una mayor presión turística y donde el consumo es de 240 litros por habitante y día, media superior al resto de la Isla. “Está demostrado que el foráneo que viene a pasar sus vacaciones gasta más, pero aun así no podemos decir que el sector terciario consuma más que el primario”, puntualiza. “Por eso, yo siempre recalco a mis alumnos de Ingeniería Agrónoma que es más barato conservar un metro cúbico de agua que producirlo”.

Planta desalinizadora de Las Galletas
Planta desalinizadora de Las Galletas. / DA

En ese sentido, uno de los datos preocupantes que pone sobre la mesa es el referido al agua que se pierde: “La dispersión de los aprovechamientos como las galerías, tomaderos y el transporte desde las zonas productoras a las consumidoras, en islas como Tenerife suponen unas pérdidas que pueden ser del 40%, mientras que la media en la Península es del 17%”, advierte. Recuerda que el modelo a seguir es Israel, país que más invierte en la eficiencia de las conducciones y que ha rebajado el porcentaje de fugas hasta el 13%. “Nuestro objetivo debe ser reducir las pérdidas y aumentar la eficiencia de las conducciones, más que incrementar la oferta de agua”, aclara.

La sobreexplotación de los acuíferos hasta principios de los 90 ha dado paso a una fase de cierta estabilización, debido a la presencia de plantas de desalinización de agua de mar. Santamarta considera que esta actividad debe ser complementaria a la extracción de los recursos hídricos subterráneos en las islas occidentales, porque advierte de que la desalinización conlleva un riesgo, que son las consecuencias de cualquier inestabilidad geopolítica en el mundo: “Al estar muy ligado con la energía por la operatividad de los grupos diesel se produce un gran dependencia del petróleo. Eso nos hace muy vulnerables; en Lanzarote y Fuerteventura el suministro lo producen en el 80% las plantas desalinizadoras”.

“Es más barato conservar un metro cúbico de agua que producirlo”

En el caso concreto del sur de Tenerife avisa de que existe un problema derivado de la presencia de carbonatos que, aunque no afectan a la salud humana, sí al sabor y a las condiciones del transporte, pudiendo taponar las tuberías de casa por las incrustaciones, y causando algún problema a los electrodomésticos. Pero, afirma, “esto no quiere decir que en el Sur no haya aguas de gran calidad en galerías de la zona”. El otro problema de la comarca es la intrusión del agua de mar en algunos pozos cercanos a la costa, “un asunto de difícil solución”, matiza Juan Carlos Santamarta.