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Lisboa, un popurrí de cultura y modernas tendencias

LISBOA
Lisboa posee una amplia oferta museística. No en vano alberga más de 50 museos para todo tipo de edades y gustos. / DA

Se dice que en todo viaje siempre hay que dejar cosas sin ver para sentir la necesidad de volver de nuevo. Puede que algún viajero lo haga, pero desde luego hay lugares donde resulta francamente difícil. Lisboa es uno de ellos. En la capital portuguesa siempre hay algo que hacer y, por supuesto, que ver: desde caminar por la ciudad contemplando los más de 1.000 años de historia, hasta visitar la zona ribereña del Tajo que une Belém con el moderno Parque de las Naciones.

Todo esto, con el añadido, de que se trata de un destino cercano a las Islas, a no más de 3 horas, lo que invita a escapadas de fin de semana desde el Archipiélago. El próximo 12 de septiembre, hará tres años que la aerolínea canaria Binter inauguró esta ruta. Actualmente, se realizan tres conexiones a la semana (jueves, sábados y domingo) con los aeropuertos de las Islas. Frecuencias que se reducirán, a partir de octubre, a dos conexiones semanales (jueves y domingos), ya que el verano es cuando hay mayor demanda. Según los datos de la propia compañía se han transportado a más de 30.000 personas en esta ruta y se han efectuado más de 650 vuelos desde su inicio.

Castillo de San Jorge

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Los tranvías son uno de los principales atractivos de la capital lusa. / DA

Precisamente, la cercanía con Canarias y las excelentes conexiones hacen que la capital portuguesa sea un lugar idóneo para una escapada de fin de semana o de puente. Pero ¿qué es lo indispensable que ver en esos días? La página www.visitlisboa.com da algunas pistas para que el turista no se pierda nada de esta ciudad. Entre los lugares que no hay que perderse está el Castillo de San Jorge. Se trata de uno de los monumentos más conocidos de Lisboa, situado en la cima de la colina de Jorge, donde se encuentran los barrios de la Alfama y Castelo. Esta fortaleza ofrece las mejores vistas del Este de la ciudad y la mejor forma de subir al castillo es cogiendo el tranvía 28, sin duda, una de las mejores experiencias lisboetas. Hay que tener en cuenta que la ciudad es perfecta para verla desde lo alto, ya que está rodeada por siete colinas.

En la conocida Plaza del Comercio se encuentra el Lisboa Story Centre, un lugar dedicado a la historia de la capital. Se trata de un lugar ideal para visitar, ya que ofrece al turista una crónica de la ciudad muy al día con las nuevas tecnologías. En cuanto al Parque de las Naciones, constituye, a día de hoy, la marca de Lisboa más contemporánea, ya que fue construido como sede de la EXPO de 1998. Se trata de un lugar cosmopolita y multifuncional donde hay espectáculos, se puede comprar y hacer deporte. El Oceanário, el segundo mejor acuario del mundo según TripAdvisor y el segundo más grande de Europa, acoge cientos de especies de tiburones, rayas, mantas y peces tropicales. Uno no se puede ir de la capital portuguesa sin visitar el barrio de Belém. Se trata de una de las zonas más importantes en cuanto a patrimonio se refiere. En este sentido, uno de los emblemas de la ciudad es el Monasterio de los Jerónimos, de gran excelencia arquitectónica debido a la mezcla de los estilos gótico tardío y del renacimiento. La Torre de Belém, situada junto al río Tajo, es un símbolo de la expansión portuguesa y un icono lisboeta, con una interesante decoración de influencias árabe y veneciana.

Por si aún queda tiempo para seguir disfrutando de la capital, los turistas no deben perderse el Jardín da Estrela. Se trata de uno de los oasis verdes de la ciudad, con una variedad de flores y vegetación. Inspirado por el estilo romántico inglés cuenta, además, con un templete en el centro donde en numerosas ocasiones se celebran conciertos.

Pero sin duda, uno de los atractivos turísticos de la capital lusa son los tranvías. Uno de los medios de transporte con más encanto de Lisboa es el Elevador de Santa Justa, que conecta la parte alta con la parte baja de la ciudad. La vista que se contempla tras subir en este tranvía de 45 metros de altura al barrio alto, sobre todo por la noche, es una de las estampas más románticas y atractivas de la localidad.

Al mismo tiempo, Lisboa es una ciudad con una enorme oferta museística. De hecho, tiene una variada oferta cultural y musical, con conciertos y museos, más de 50, para todo tipo de gustos y edades.

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Las vistas de la parte baja de la ciudad desde el barrio alto es una de las estampas más románticas. / DA

Gastronomía, irresistible

Otro de los aspectos que ha llevado a Lisboa a colocarse como una de las principales ciudades turísticas es también su gastronomía. Sus platos típicos se componen, sobre todo, de papas y tomates que se emplean para acompañar, casi siempre al pescado. En este sentido, el bacalao es su plato fuerte. Se dice que los portugueses saben hasta 365 recetas diferentes para prepararlo, una para cada día del año.

El bacalao se puede tomar en cualquier restaurante de Lisboa, pero es en la Plaza del Comercio, donde se sitúa el Martinho da Arcada, abierto desde 1782, donde se pueden degustar los platos más tradicionales, como por ejemplo, el arroz con pato a la portuguesa o los champiñones con nata.

Muy cerca del Monasterio de los Jerónimos se encuentra la antigua confitería donde se pueden comprar los conocidos pasteles de Belém, cuya receta es conocida solo por tres personas. Estos dulces, únicos en el mundo, son el típico regalo que se lleva a los familiares y, según dice la tradición, se tienen que comer de dos en dos.

Lo mejor de Sintra y Cascais

Para los que han decidido quedarse en Lisboa más de un fin de semana, es absolutamente recomendable una visita a la ciudad de Sintra, considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1995. Sintra es un ejemplo único de parques y jardines, siendo de especial relevancia el Parque da Pena y los Jardines de Monserrate donde se puede ver la imponente Sierra de Sintra. Otro de los lugares que no hay que perderse es la Quinta Regaleira, una mansión de jardines surrealistas, con pozos, senderos subterráneos y grutas. Asimismo, Cascais, a tan solo a 30 kilómetros de Lisboa, es un destino ideal para el verano ya que cuenta con tres bahías de arena que sirven para disfrutar de los deportes acuáticos. Cerca de la playa se encuentra el Mercado del Pescado, que recuerda la tradición pesquera de la ciudad. Es curioso asistir a la subasta de pescado. La Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción es también un importante atractivo por su decoración blanca y en azulejos.