al golpito

La Morenita, lágrimas y emociones

La vida es como un ejercicio que necesita tener actividad diaria para vivirla, sentirla y disfrutarla. El tiempo de nuestras vidas no se detiene, no entiende de esperas ni de lo que pudo haber pasado ayer y lo que sucedió hoy. Solo comprende que cada uno de nosotros debemos aprovechar nuestros momentos, nuestras oportunidades, y que todo depende de lo que deseemos y queramos del reloj de la vida. Es por ello, tras muchos años sin experimentar la ilusión de unirme a la peregrinación que cada año se lleva a cabo por el antiguo Camino Real o Camino Viejo, el cual comunicaba en otra época con La Laguna y la Villa Mariana. Recuerdo, hace ya muchos años de ello, mis recorridos o caminatas desde Santa Cruz por la autopista del sur a Candelaria. Sin duda eran otros tiempos.

Peregrinos que entraban de rodillas a la Basílica, al templo, a la casa de la Virgen de Candelaria o la Morenita. Lágrimas, promesas, fe, pasión, oración y paz espiritual en los miles de peregrinos que en ese día tan especial y significativo recorren desde todos los puntos de la isla del Archipiélago, con el propósito de venerar a las más bellas entre las más hermosas: la Virgen de Candelaria. Este año 2015 decidí unirme a la peregrinación de Candelaria con un pequeño, pero gran grupo humano de amigos/as como son Javier Abreu, Conchy Álvarez, José, Cuco, Pepe y Sole. También, y una vez concluida la marcha de carácter religioso, se unieron al grupo las también grandes amigas Ana, Esther y su hijo. Sinceramente, fue una nueva experiencia bonita e interesante, donde la comunicación e intercambio de impresiones con el grupo fue enriquecedor. Un Camino Viejo que fue testigo de miles de peregrinos de todas las edades, no exento de un importante protocolo de seguridad. Dispositivos que fueron diseñados en colaboración con el Ayuntamiento de Candelaria y con la implicación de varias áreas del Cabildo como Medio Ambiente, Seguridad, Carreteras, Movilidad y el Consorcio de Bomberos, a los que hay que añadir personal voluntario coordinado por la oficina del voluntariado ambiental, además de un amplio despliegue de medios y recursos de Cruz Roja y AEA. Partimos desde la iglesia de San Juan (La Laguna); pasada la ermita, y junto a la era de La Asomada, baja el camino en vueltas empedradas atravesando el Barranco Siete Fuentes hasta el núcleo de Barranco Hondo. Se sigue por la calle principal de la localidad y llega al campo de fútbol, donde vuelve a distinguirse el camino tradicional. A continuación cruza los barrancos de Cueva de la Campana, La Gotera, Las Gambuelas y Chajarche. Próximo al recorrido se localiza una estación de cazoletas y canales. También podemos encontrar cuevas naturales que se utilizaban como despensas auxiliares y algunos corrales. Se prosigue por la pista de tierra, luego asfaltada, que conduce al barrio de La Jiménez. Después de un acusado descenso deja Igueste de Candelaria por Ajoreña, atravesando el Barranco Afirama, pasa junto a la gran cueva aborigen de Añaco y alcanza la carretera de la Cruz Colorada que le conduce hasta la del Sur, antigua C-822, atravesándola de nuevo pisa la traza del viejo camino hasta llegar al puente que cruza la autopista, y así, hasta la Villa de Candelaria, pasando antes por la iglesia de Santa Ana.