tribuna política

Necesidad de la Política con Mayúsculas

Un país democrático como España y la democracia en sí misma, se tiene que articular necesariamente a través de los partidos políticos, con sus afiliados y militantes y, por lo tanto, con los políticos. Resulta una evidencia aunque pareciera que afirmarlo en estos precisos momentos no fuera políticamente correcto. Pero es una verdad irrefutable y un principio básico del juego democrático. Dejando claro ese principio, hay que reconocer que la ejecución del mismo no está exenta de grandes debilidades y, por supuesto, de fortalezas.

He repetido en innumerables ocasiones que en la política se debe estar siempre voluntario. Nadie es imprescindible y, como también he afirmado en otras ocasiones, en la política nunca hay vacantes, o estás tú o está otro, valga o no valga, así de claro. Por consiguiente, lo que se deduce que es imprescindible es que esta noble actividad, que no debe plantearse como trabajo, todos debemos esforzarnos por dignificarla al ser imprescindible su correcto funcionamiento, estimulando y consiguiendo que en ella estén los mejores, ciudadanos dignos, honrados, con trayectorias vitales transparentes, con gran sentido común y con inteligencia emocional.

No creo que sean imprescindibles títulos universitarios, aunque no molestan sino todo lo contrario. Creo que lo realmente imprescindible son los principios básicos del ciudadano normal, y por ello pienso que los cargos no hacen a las personas sino las personas a los cargos. Algunos siguen sin tenerlo claro y eso, desgraciadamente, hace mucho daño a la actividad política.

Si para nosotros, como siempre mantuve, la política son sentimientos y referentes, son estos principios los que deberíamos cuidar, mimar, respetar y hacerlos perdurar. Por ello quiero aprovechar para afirmar que en economía lo más importante no son los números que tanto nos marean, sino que los números se traduzcan en lo que todos deseamos que no es otra cosa que abordar como premisa la vertiente social y por tanto, una vez más, los sentimientos que es lo que debe estar por delante y lo que siempre otorgará confianza y seguridad.

Todo tipo de agresión a esos sentimientos y la adulteración de los mismos, produce un daño de difícil arreglo a la actividad política y su representatividad, desgastando su imagen y credibilidad. Creo que en estos últimos tiempos, en nuestro país, se han agredido de forma reiterada los sentimientos y el resultado es un daño a la política de difícil arreglo. Ha nacido la inteligencia emocional del odio.

La política tiene que ser la solución y no un problema. Todos debemos lamentar que, hoy por hoy, la política se está convirtiendo en un problema para muchos ciudadanos.

El binomio corrupción-crisis económica está dañando de forma seria a la política. Es verdad que la corrupción no es sistemática, pero la sensación de impunidad que se ha extendido en algunos momentos por la lentitud de la justicia, por los silencios cómplices, por la falta de modestia y por mucha altanería, han venido a rebosar, con razón, el vaso de muchos ciudadanos normales y corrientes que son la mayoría. El silencio no es rentable ni tiene que ver con la prudencia.

Prefiero equivocarme por hablar y no por callar. Cuando nos equivocamos tenemos que pedir perdón humildemente pero nunca permitir que podamos caer en la negligencia.

Ni he vivido, ni vivo, ni viviré de la política. Creo sinceramente que es imprescindible que las personas que estamos en la política , independientemente de la edad, tengamos oficio y beneficio fuera de la misma.

Sin lugar a dudas estoy convencido que no hay labor más bonita que la noble actividad de la política que, para quien suscribe, es dedicarme a los demás sin esperar nada a cambio sino la enorme satisfacción, que es ilimitada, del deber cumplido.

La política no es una religión ni por esa vía uno debe de esperar algo en el más allá. La política es simplemente un compromiso voluntario con los demás, practicando el humanismo activo. Dedicarnos a los demás, con independencia del sexo, condición social, raza o edad. No debe existir ningún ciudadano que lo necesite y que vea que no estamos cerca para ayudar. A la política hay que venir llorado y si lloras, que no se note.

También es verdad que cuando todos estos principios se cumplen, hay que exigir respeto y no pretender que los tiempos políticos, jurídicos y periodísticos coincidan, porque nunca ocurre. No estaré nunca de acuerdo con los denominados juicios de telediario.

Para todo esto es imprescindible buscar la complicidad de los ciudadanos y son los medios de comunicación el vehículo adecuado.

El trinomio educación-preparación-político debe ser imprescindible. Invitamos modestamente a todos los ciudadanos a participar en lo público porque, créanme, merece la pena.

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