maldito parné

La ‘papa caliente’ de las renovables

El nuevo consejero de Economía, Industria y Energía del Gobierno de Canarias, Pedro Ortega, lo dijo claro hace un par de días en una entrevista concedida a este diario: “Las renovables son la gran papa caliente de este Ejecutivo”. En cierta manera las declaraciones de Ortega no nos pillan por sorpresa. Todos sabemos que la penetración de las energías limpias en el Archipiélago es simbólica. Apenas un 7%. Una cifra ridícula si se tiene en cuenta que las condiciones naturales de Canarias son perfectas para tener, sino el 100%, mucho más del 50%. Países como Noruega o Alemania, con muchísimas menos horas de sol que las Islas, disponen de una implantación de energías renovables envidiables. Salvando las distancias de El Hierro, el resto de Islas queda a años luz. La enorme maraña burocrática y trabas administrativas que se le ponen a cualquier proyecto de este tipo en Canarias, así como el recién inaugurado debate sobre las consecuencias, negativas claro, del gas natural, hace que sea prácticamente imposible una convivencia amistosa entre las energías renovables y fósiles. Una convivencia que, por otro lado, es magnífica en la mayor parte de Europa. Pero el debate está mal planteado: ambas energías están obligadas a entenderse y a convivir. Es curioso que en este contexto, por ejemplo Gran Canaria, tenga ya cierta autonomía en el gas y nosotros (Tenerife) aún estemos esperando a que se desbloquee. ¿Se podría hablar del principio de autonomía a los Cabildos? La administración insular es una de las más grandes de España. Su estructura elefantiásica provoca esa ralentización, muchas veces absurda, de proyectos de inversión.

Pero si cada uno tuviera su autonomía, ¿el Gobierno de Canarias quedaría vacío de competencias? ¿Podría hablar del plátano en Tenerife, del turismo en Fuerteventura, de las renovables en El Hierro o de astronomía en La Palma? . Nuestras condiciones naturales deberían situarnos en puestos de salida en cuanto a fuentes limpias se refiere. Canarias debería ser líder en todo lo que se refiere a las energías renovables o, al menos, estar compartiendo el podium con los mejores. Además, tener como vía de ingreso otro sector aparte del turístico evitaría errores del pasado, como ocurrió con la construcción. De esta forma, nuestra economía dejaría de sustentarse solo en la pata del sector servicios y se levantaría ayudada por la Industria, uno de los sectores que da empleo más estable y está mejor remunerado, ya que requiere de mejor preparación. Un melón peligroso de abrir, incluso en verano.