soliloquio

¡Prepárese!

Lo de la cuesta de septiembre va a ser insoportable por lo del pesado de Mas y su cohorte de trapecistas, funambulistas y espabilados que lo único que esperan es una suerte de indulgencia a modo de amnistía general a toda la mangancia que ha depositado sus botines en Suiza y en la tímida Andorra, y los otros, resentidos ya de no se sabe qué, que tan solo quieren revivir en la ínsula de Barataria. O es menos cierto que en los fastos de la creación de estaditos aislacionistas a lo Tirano Banderas de Valle-Inclán, el presidentito reparte viandas a su chusma y dadivas en forma de virreinatos y amnistías económicas diversas a los rateros de guante blanco y mercachifles.

Tengo dudas de cómo llegaran al célebre día de autos; no sé si se sacarán los ojos, si se insultarán en la plaza pública de la TVC -no puede ser en otra-, si se mearan en tropel en las calles de sus ciudades al grito de “meamos porque nos aprieta la vejiga y prau”, o si se marcarán una alegre sardana en las bellas plazas de su Catalufia profunda, mientras los jóvenes castellers saludan desde lo alto a los Pujol ebrios de gozo y al pueblo en general. Me queda la duda de si el nano de lo mas alto del castillo se sacará el pito para miccionar a los también Ferrusola como se merecen por lo malandrines y golfos que son.

A más, a más, el socio de Artur, Oriol, actual responsable de esa Esquerra Republicana de Catalunya, conspira tras las cortinas Colau para evitar que Mas se vuelva a sentar sobre los catalanes. El otro también se las gasta peludas, lo de ser el uno de la unitaria lista lo tiene como loco, un fulano al que conocían en su casa y algunos del barrio se permite decir primero que Artur -por lo del compadreo- no tiene por qué ser el próximo presidente, y luego, por lo de las presiones sanguíneas, se desdiga y asegure que sí, que ha de ser el presidente; no da buen fario respecto al futuro y a lo que vaya a pasar en Cataluña, la que han creado al margen de los catalanes a los que han mordido soplando. En el retrato; antiguos comunistas, rancios conservadores de la primera Convergencia -los de la pela es la pela-, gentes del Opus Dei, monjas cojoneras como se hacen llamar ellas, izquierdistas, republicanos, cantantes y míster de fútbol. Se matan de aquí a allá.

Cómo le dijo Don Quijote sobre Barataria a su leal escudero: “Sancho -Oriol, Artur- amigos, la ínsula que yo os he prometido no es movible ni fugitiva: raíces tiene tan hondas, echadas en los abismos de la tierra, que no la arrancarán ni mudarán de donde está a tres tirones”, lo leí en El Quijote. Lo deben leer.