EL TANQUE

El proyecto de nunca acabar

ECOMUSEO EL TANQUE
El recinto ocupa una superficie de 11 hectáreas y su ejecución ha supuesto una inversión de 3,3 millones pero no está abierto. / FRAN PALLERO

Decía Aristóteles que la esperanza es un sueño despierto, que en el caso de El Tanque lleva esperando 16 años para hacerse realidad.

El ecomuseo proyectado en la zona de San José de los Llanos, en el municipio norteño, data desde el año 1999. Y aunque el Cabildo de Tenerife confía consumarlo desde hace varios ejercicios lo cierto es que lleva más de una década y media y no se ha acabado pese a recibir inversión presupuestaria y haber sido uno de los ejes en los programas electorales de las distintas fuerzas políticas en todo este tiempo.

El conjunto museístico ocupa 11 hectáreas y consiste en la rehabilitación de un caserío, un conjunto integrado por viviendas, eras y zonas de cultivo que servirá como exponente del patrimonio arquitectónico popular del Parque Rural de Teno, respetando al máximo su tipología original. La actuación en el caserío contempla varios módulos. El primero albergará una cocina tradicional, taller de gofio y herbolario, tasca, sala de degustación, vestíbulo y una gañanía que servirá de sala de exposiciones.

Este proyecto surgió en el marco de lanzamiento del Consorcio Isla Baja, en el que cada uno de los municipios que lo conforman planteó una iniciativa para potenciar el desarrollo turístico y económico de la comarca. El primer beneficiado fue Buenavista, con el campo de golf, le siguió Los Silos, con mejoras en su litoral, y por último Garachico en 2012 con el puerto comercial y deportivo. Y mientras tanto, El Tanque sigue esperando.

Esta demora ya supone una inversión de 3,3 millones de euros, confirman fuentes insulares, y varias promesas de inauguración, algunas de ellas en un mismo año, como ocurrió en 2011. La última la realizó el presidente del Cabildo, Carlos Alonso, en enero de 2015 cuando, en la presentación de los presupuestos, confirmó que la obra recibiría una inversión de 250.000 euros para abrir el caserío solo para actividades puntuales, como visitas guiadas y un mercadillo.

Lo mismo había anunciado en 2014, cuando la partida destinada a su puesta en marcha ascendía a 350.000 euros que servirían para poner en uso ese año una primera fase de este centro dedicado a la cultura rural de las medianías de Tenerife.

Lo cierto es que el proyecto sigue estancado y a la espera de que las administraciones busquen financiación para equipar el recinto cuya construcción está prácticamente finalizada pero que desde 2012 espera a ser dotado de electrificación.

En noviembre de 2003 el Consorcio para el Desarrollo de Daute-Isla Baja aprobó el pliego de condiciones de la adjudicación del diseño de contenidos. El presidente de la entidad en ese momento, Lorenzo Dorta, confió en que el encargo del proyecto se efectuara en dos meses y que en medio año se dispusiera del documento que determinaría los usos y elementos de un museo centrado en la artesanía, la agricultura y la ganadería.

Al año siguiente, en junio, el Cabildo anunció la compra del 60% de los terrenos necesarios por un gasto de 35.600 euros mientras que esperaba obtener el resto de superficie a través de acuerdos con los dueños para evitar expropiaciones.

A comienzos de 2005 una delegación encabezada por el entonces consejero insular de Aguas y Agricultura, José Joaquín Bethencourt, y otros miembros del citado consorcio, viajaron a Francia para conocer el ecomuseo de Pays, en Rennes, una instalación similar a la que se pretendía levantar en el barrio de San José de los Llanos. Ese mismo año se presentaron sus contenidos.

En 2007 el Cabildo desarrolló una actividad en los exteriores para potenciar un enclave que, según José Joaquín Bethencourt, se convertiría en “un complejo único donde acercar a la población las particularidades del ámbito rural”. También se organizó un taller de empleo para la plantación de variedades tradicionales con un sistema de cultivo de agricultura ecológica.

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FRAN PALLERO

Primera piedra

La primera piedra se colocó en 2009 con un acto al que asistió una amplia representación institucional encabezada por el entonces presidente del Cabildo, Ricardo Melchior, el consejero insular de de Medio Ambiente, Wladimiro Rodríguez Brito; Lorenzo Dorta; el alcalde, Faustino Alegría, quien hizo de anfitrión, y sus homólogos en Buenavista (Víctor Lorenzo) y Los Silos, (Santiago Martín). Desde entonces, la crisis económica y el retraso en las expropiaciones que finalmente fue necesario acometer estancaron esta iniciativa.

En 2012 la empresa Volcansa que ejecutaba las obras de rehabilitación del caserío, la parte central del proyecto, entró en concurso de acreedores y por lo tanto fue necesario rescindir el contrato para recuperar una obra que ya está ejecutada en un 85% y que se encuentra perfectamente señalizada. Este hecho confunde a los turistas y visitantes quienes se sorprenden al llegar al lugar y encontrarse con un recinto cuyas puertas están cerradas.

Tres años después, la instalación sigue en las mismas condiciones a la espera de que se dote de red eléctrica, un proceso que ya se encuentra en marcha tras adjudicársele a la empresa Tragsa las obras para finalizar el caserío que estará gestionado por la Fundación Tenerife Rural.

Pero también, sostiene el alcalde tanquero, Román Martín, los caseríos están vacios y hay que equiparlos con material didáctico y mobiliario y eso supone una inversión significativa. El mandatario, que siempre ha reclamado a la corporación insular la apertura del centro, incluso cuando formaba parte de la oposición municipal, confía en que se pueda terminar en este mandato dado que existe voluntad para ello.

Albergue

Asegura que el Cabildo estudia la posibilidad de convertir una parte del recinto en albergue y ya ha encargado el correspondiente estudio de viabilidad que se encuentra en fase de redacción. Se trata de crear un espacio destinado a los senderistas que visitan la reserva natural del Chinyero y la corona forestal, en un entorno de gran riqueza.

Sin embargo, el actual responsable insular de Agricultura, Jesús Morales, asegura a este periódico que el albergue es “una posibilidad más” pero que todavía no hay una decisión tomada al respecto. Ahora mismo, el objetivo es que el recinto sea autosuficiente y hay que estudiar qué actividades desarrollar para que genere rendimiento.

Mientras tanto, la comarca Isla Baja y en especial El Tanque, siguen esperando por la apertura de un ecomuseo que nunca acaba pese a antojarse fundamental para la reactivación económica del municipio.