PUERTO DE LA CRUZ

La puerta de la esperanza

El único acceso seguro para todos los vecinos de la calle Tegueste a sus viviendas desde el mes de mayo, cuando se hundió un trozo de vía, es una serventía privada. / ANDRÉS GUTIÉRREZ
El único acceso seguro para todos los vecinos de la calle Tegueste a sus viviendas desde el mes de mayo, cuando se hundió un trozo de vía, es una serventía privada. / ANDRÉS GUTIÉRREZ

Han decidido movilizarse y poner pancartas y pegatinas para manifestar su impotencia por la falta de soluciones para un problema que lleva años y que se ha agravado en los últimos meses tras el hundimiento de una parte de la vía. “S.O.S calle Tegueste” o “Que empiecen las obras” son algunos de los escritos que se pueden leer desde el miércoles en paredes y fachadas.

Fue el 13 de mayo cuando un trozo de la calle Tegueste, en el popular barrio portuense de Punta Brava, se derrumbó. Desde entonces, un extremo de la vía permanece totalmente cerrado con vallas e impide el paso por el aumento del tamaño de las grietas aparecidas en el pavimento. En ese momento, los vecinos residentes solo podían acceder a sus casas por la otra punta, donde es necesario bajar unas escaleras en malas condiciones que no están al alcance de todos, aunque después de la medianoche no hay otra opción.

Durante el día, la otra salida que tienen es una serventía, propiedad de tres familias que días después del suceso la han cedido amablemente para facilitarles el paso y la vida a sus vecinos, cuya puerta abren a primera hora y cierran a las doce de la noche. Gracias a ellos, los propietarios más cercanos a la zona del derrumbe y los del centro de la calle pueden entrar y salir sin necesidad de caminar a diario cientos de metros.

Aún así, la vida diaria para todos ellos sigue siendo muy complicada al no contar, recalcan, con los servicios mínimos. En un tramo de cuatro viviendas hay cuatro personas enfermas que necesitan médico a domicilio porque no se valen por ellas mismas para pasar por el estrecho pasillo, que ni siquiera tiene una rampa que permita el desplazamiento de una silla de ruedas o un coche de bebé.

Sin embargo, para ellos es la puerta de la esperanza. No solo porque desde allí salen para hacer su vida fuera del barrio, sacar la basura, traer la compra, salir a pasear con sus animales, e ir a trabajar todos los días, sino porque saben que es la única manera de escapar ante un posible suceso. Algunos confiesan que les entra claustrofobia cuando ven su estrechez, pero no les queda más remedio que atravesarla. Y así, día tras día.

Prefieren no pensar qué puede pasar, “Dios no lo quiera”, si hay un incendio. “Lo único que pedimos es que nos den información, que nos digan cómo actuar en ese caso”, dicen.

Los vecinos han colgado pancartas en las fachadas  de sus casas y colocado pegatinas en las paredes en las que se plasma su deseo: “Que empiecen las obras”. / ANDRÉS GUTIÉRREZ
Los vecinos han colgado pancartas en las fachadas de sus casas y colocado pegatinas en las paredes en las que se plasma su deseo: “Que empiecen las obras”. / ANDRÉS GUTIÉRREZ

Que pague el Ayuntamiento

“Los vecinos no molestan, pero que el Ayuntamiento me pague el paso”, expone uno de los propietarios del camino privado. Entre otras cosas, porque son ellos quienes pagan la luz y limpian el lugar mientras se quejan de que el Consistorio portuense “no hace nada en una calle donde habitan 150 personas”.

Las barreras arquitectónicas no son el único problema al que se enfrentan desde hace más de dos meses. Hay falta de luz y por la noche les da miedo bajar por las escaleras, aunque aseguran que la escasez de alumbrado público es una constante en toda la vía. “Ningún operario viene a ver las farolas, cuando se quema una somos nosotros los que tenemos que llamar al Ayuntamiento para que mande a alguien a reponerla”, apuntan. Hace exactamente un mes falleció una vecina y los servicios fúnebres “tuvieron que sacarla con todos los niños delante porque no podía pasar un coche. Fue un verdadero horror, nunca lo olvidaremos”, cuentan.
Una de las residentes muestra los escombros que tiene por fuera de su casa. “Están allí desde que se produjo el derrumbe, pero no se sabe de dónde salen”, apunta. En la Corporación le indicaron que tenía que poner una instancia para que los operarios vengan a retirarlos, pero no lo hizo “porque le da vergüenza ajena. ¿En todo este tiempo no han tenido tiempo de quitarlos?”, se cuestiona.

Otra se lamenta de los matojos que crecen al costado de la vía y de la proliferación de ratas y cucarachas con las consecuencias sanitarias que ello conlleva.

No han sentido nuevos temblores, pero manifiestan que son muchas las dificultades que supone vivir en una calle que “se agrieta cada día”, que ven cómo se destruye poco a poco, “sin que nadie haga nada” y por la que luchan desde hace años.

Los vecinos han colgado pancartas en las fachadas  de sus casas y colocado pegatinas en las paredes en las que se plasma su deseo: “Que empiecen las obras”. / ANDRÉS GUTIÉRREZ
Los vecinos han colgado pancartas en las fachadas de sus casas y colocado pegatinas en las paredes en las que se plasma su deseo: “Que empiecen las obras”. / ANDRÉS GUTIÉRREZ

Eso es lo que demandan, información y contacto con los políticos. “Hemos intentado ponernos en contacto con los miembros del nuevo Gobierno, pero no nos contestan. No tenemos respuesta y lo que sabemos es por los medios de comunicación. Queremos que venga alguien del Ayuntamiento”. El alcalde de la ciudad turística, Lope Afonso, desmiente que desde su toma de posesión, el 13 de junio, no haya hablado con los vecinos. En concreto, en una ocasión y con motivo de una visita a la calle en la que estuvo acompañado del concejal de Obras y Servicios, Ángel Montañés, dialogó con varios de ellos. El mandatario “es consciente” de que hay necesidades objetivas con la luz y la limpieza, “tal y como ocurre en otras zonas de Puerto de la Cruz”, y por ello se encargó una auditoría energética que está a punto de finalizar que pondrá de manifiesto las carencias de la ciudad en esta materia, y también ha solicitado varios presupuestos para la barandilla de uno de los extremos de la calle Tegueste. “Desde que gobernamos hemos hecho todo lo posible para solucionar los problemas que tiene la zona”, subraya.

No obstante, indica que no le consta ninguna queja de falta de limpieza en la vía y en este sentido entiende que ante una situación sobrevenida, “lo lógico es que los vecinos la trasladen al Ayuntamiento, no que cuelguen pancartas en sus viviendas”.

Un esfuerzo importante

El alcalde subraya que el grupo de gobierno ha hecho “un esfuerzo importante” para obtener el presupuesto que permita hacer frente a la obra de emergencia y que los estudios técnicos necesarios y preceptivos estén listos con la mayor rapidez. Precisa que semanalmente van los técnicos municipales a comprobar que no ha aparecido ninguna grieta nueva, y tal y como se comprometió en su día, “cuando el expediente esté aprobado se dirigirá a los vecinos”.

Estos últimos recuerdan que la alcaldesa saliente, Sandra Rodríguez, les prometió que los trabajos iban a empezar en el verano para aprovechar las mareas. Y no entienden que estando en agosto no hayan comenzado puesto que en invierno “será muy difícil”.

De momento, y ante lo que consideran una falta de respuesta de las instituciones, han comenzado a organizarse entre ellos. Además de iniciar los trámites para constituir una plataforma, han elaborado una lista de los enfermos más graves que les permita actuar en caso de emergencia y han conformado un grupo de WhatsApp para estar mejor comunicados.

Hay quienes ven el barrio como “el tercer mundo”, la misma visión que a su juicio tienen algunos turistas, como una señora que llegó a la calle, siguió caminando hasta el final de la misma y se encontró que la salida estaba bloqueada. “Es lamentable, pero tiene que volver a subir”, le enseñaba una de las mujeres allí presentes.

En cuatro inmuebles hay cuatro personas que necesitan un médico a domicilio. / ANDRÉS GUTIÉRREZ
En cuatro inmuebles hay cuatro personas que necesitan un médico a domicilio. / ANDRÉS GUTIÉRREZ

Anexarse a Los Realejos

En una posición más radical, están los vecinos que “en estas condiciones no quieren seguir perteneciendo al Puerto sino anexarse a Los Realejos, que al menos se gobierna mejor”, un deseo que no cuenta con unanimidad porque algunos no cambian “por nada” su municipio.

Eso no impide que reconozcan que hay una realidad a la que no están ajenos y que Punta Brava ha estado abandonada siempre. “Todos los años electorales se nos promete lo mismo: embellecimiento, rehabilitación del barrio y plan de choque, y pasa el tiempo y aquí seguimos esperando”, se lamentan.

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PP-CC sabrá este lunes el plazo de los trabajos

El concejal de Urbanismo, Juan Carlos Marrero, asegura que  mañana está prevista una reunión entre los responsables municipales y los de Interra, la empresa que ha elaborado el segundo informe geológico, porque el Ayuntamiento contratará por la vía de emergencia la obra, el proyecto y la dirección de obra. En ese contexto se le dará al Gobierno municipal la duración aproximada de los trabajos y luego se convocará reunión con  los vecinos para trasladarle toda la información. “Así se ha hecho en los tres encuentros mantenidos desde que se detectó el problema. Nos comprometimos a que cuando llegara el segundo informe nos volveríamos a reunir y así será”, apunta. Al respecto, confirma que el borrador llegó el 17 de julio y el documento completo se remitió al grupo de gobierno la semana pasada.

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