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Bienvenido, Mr. Marshall

1. Estamos de cine, con hoteles llenos y a ochenta euros al día los extras, cuanto más desaliñados y sucios, mejor. Tenerife se ha convertido en el pueblo que recibe a los americanos, en una nueva edición de Bienvenido, Mr. Marshall. Sólo que los tiempos han cambiado y ya no están presentes el alguacil y una banda de música de cuatro entusiastas, sino el inspector de Hacienda y la Sinfónica. Cuánto hemos cambiado. A lo mejor en el cine está la industria alternativa al turismo que no encontrábamos; hemos dado en el clavo con los incentivos fiscales ofrecidos a las productoras del séptimo arte. Pero hay algo añadido: la ilusión que genera entre el personal el rodaje de una película. Lo noto hasta en los camareros, en funciones de héroes por un día. Vas al Mencey y te encuentras a una serie de personajes barbados, medio suciancos y mal vestidos, de cuyos cuellos cuelgan tarjetas identificativas, no se sabe ante quién. Ante su propia autoridad.

2. Hay que ver la parafernalia que rodea al rodaje de una película, es tremenda. Con esos presupuestos millonarios, el poderío que generan es capaz de mover a media isla. Se han contratado no sé cuántos figurantes, a los que esos ochenta euros al día les arreglan la vida por unas semanas, mientras dure el rodaje. Lo que no sabe casi nadie es que todo esto lo ha conseguido Paulino Rivero, con la ayuda imprescindible del embajador de los Estados Unidos en España y de su marido, personas conocidas y de mucho prestigio en Hollywood. Aquella reunión en su casa fue fundamental para que los productores supieran que Canarias existe y que ofrece al cine una fiscalidad muy apropiada.

3. Estamos de rodaje y eso se nota. Se cierran calles, se pone la ciudad a disposición de la productora, lo cual está muy bien porque eso es inversión pura y dura. Se convierte la isla en un plató y la isla demuestra que está a la altura. Ahora hace falta que esto no sea flor de un día. Y que Fernando Clavijo, muy azotado por problemas internos, saque la cabeza al fresco, pida el auxilio del embajador americano y del señor Smith, su marido, y que continúe la labor de la persona que entre todos defenestraron. Pero no dejen este chollo, alternativo a lo que nos da de comer.
achaves@radioranilla.com