Los bomberos tardaron cerca de once horas en dar por finalizada sus labores de extinción y ventilación en relación con el incendio que el pasado lunes afectó a unas instalaciones de una empresa dedicada al reciclaje situada en el Complejo Ambiental de Arico. Se da la circunstancia de que dicha empresa pudo reanudar ayer mismo sus trabajos, por cuanto las llamas no afectaron a ninguna de las secciones relacionadas con el proceso industrial propiamente dicho.
Por lo que respecta al trabajo de los bomberos, destacar la complejidad de su tarea en este servicio dadas las características del lugar donde se produjo el incendio, un depósito de material para reciclaje rodeado por dos muros de hormigón de unos seis metros de altura.
El responsable del operativo en cuestión fue el jefe del Parque de Bomberos de Icod, Jesús Marrero, que ayer desempeñaba accidentalmente tal función respecto al parque del sur. Marrero detalló que en el amasijo donde se propagaron las llamas predominaban las carcasas de ordenadores y similar, y que dos factores dificultaron considerablemente su trabajo.
Doble dificultad
Por un lado, el tratarse de un recinto abierto con los dos altos muros ya referidos, y, por otro, el hecho de que, al tratarse de una acumulación de objetos tan considerable, el agua no apagaba el fuego de la parte más enterrada, ya que las altas temperaturas que se iban acumulando evaporaban la misma a medida que se filtraban por la pila de objetos.
Por contra, el especialista destacó el respaldo que supuso el hecho de poder disponer de hasta tres palas mecánicas que iban retirando el material a medida que se iba controlando el fuego.
En conversación con este periódico, Marrero explicó que el fuego se inició minutos antes de las tres y media de la tarde, y que las manecillas se aproximaban a la una y media de la madrugada de ayer cuando abandonaron el referido Complejo Ambiental de Arico, popularmente conocido como el PIRS por las siglas de su anterior denominación oficial: Planta Insular de Residuos Sólidos.
Sobre los recursos que fueron necesarios para hacer frente a la emergencia, el responsable de este operativo detalló que se emplearon unos 3.000 litros de espuma, y que intervinieron un total de cuatro autobombas: dos nodrizas del Consorcio Insular de Bomberos y una de los Voluntarios de Adeje, mientras que la restante es la que atiende de forma regular al propio complejo ambiental.
Como imprescindible apoyo para estos casos también se recurrió a varios vehículos ligeros, muy útiles para desplazar equipos autónomos.
Y lo más importante: en total fueron hasta treinta los bomberos que trabajaron para poner fin a un fuego que provocó gran alarma entre los vecinos del Valle de Güímar y los usuarios de la autopista del Sur ya que, dadas las características del material que se incendió, la columna de humo resultante no sólo adquirió un tamaño considerable sino que además llamaba la atención por ser de color negro.