el charco hondo

Bourne – Por Jaime Pérez-Llombet

En la primera de la saga, la trama arranca con una tormenta, en alta mar. Un cuerpo a la deriva, indocumentado y amnésico, es rescatado por unos pescadores. Y es aquí, justo en este fotograma, donde deben asaltarnos dudas y alarmas. Cuidado. Si los guionistas de la última entrega pretenden que Bourne escape de Santa Cruz por el litoral, ya pueden quitárselo de la cabeza. Desistan. En esta ciudad, por el mar no. Ni lo intenten. Salvo que Matt Damon sea socio, por el Náutico no. Si se da a la fuga, por ahí no; en lo que en la puerta del club verifican si Bourne tiene al día el pago de las mensualidades los perseguidores le darían caza. Respecto a Paso Alto, igual o parecido; a menos que en la entrada abran un poco la mano atendiendo al pasado de Jason en la CIA, no podrá pasar. Tampoco por las instalaciones del puerto; salvo que a él, y solo a él, sí le permitan correr por ahí. Si huyendo lo intenta por el Parque Marítimo, peor aún; por ahí tampoco. Después de saltar de hamaca en hamaca, intentando alcanzar la playa (vamos a llamarla así) ni quince pasaportes falsos van a ahorrarle acabar en el juzgado, recursos, alegaciones y querellas por el uso que ha hecho de las piscinas (la película seguiría siendo de acción, sí, pero de acción civil o penal).

Cabe, es cierto, que tenga por San Andrés una oportunidad; ahora bien, en ese supuesto más le vale huir a primera hora de la tarde, porque si lo hace por la noche no habrá productor que le ahorre el control de alcoholemia (lo alcanzarían, también en este caso, su ex compañeros de Langley). Atendiendo a que el alcalde está empeñado en que la ciudad deje de dar la espalda al mar -me consta que así es; y si lo conozco, y conozco, lo dice y hará- ya será en la siguiente entrega cuando puedan plantearse una escena huyendo mar adentro. Y, ojo. Si los guionistas pretenden que en su huida Bourne se esconda en la estación del Jet Foil, que lo olviden. Nada, ahí tampoco. Se cerró poco después de lo de Nelson, y hasta la fecha.