maldito parné

El ‘caso Bourne’ y La Frontera

Estaba cantado. Lo ocurrido la pasada semana en La Frontera es la crónica de una ruptura anunciada. Una crónica a la que se irán anexionando más municipios a medida que la convivencia se prolongue. Es la consecuencia de los pactos forzados. De los acuerdos en cascada cerrados por ocho personas sentadas alrededor de una mesa que no tienen en cuenta los intereses del municipio sino los políticos. Tras las elecciones autonómicas salió el escenario peor posible. El que nadie quería. Un PSOE ganador en votos, pero por culpa de una mala ley electoral, sin escaños suficientes para formar gobierno. Una CC, perdedora en las urnas, pero a la que los números le daban la batuta para dirigir la formación del Gobierno regional. Por desgracia para Fernando Clavijo, el PP se quedó a las puertas de conseguir los suficientes escaños como para mandar a Patricia Hernández a la oposición. Con este panorama, Clavijo se vio forzado a entenderse con un PSOE con el que no tiene absolutamente nada en común. Lo que le ha llevado a cometer dos grandes errores que, sin duda, le pasarán factura. El primero, formar Gobierno con quien no quiere. Sabemos que los matrimonios de conveniencia nunca funcionan. Y en segundo lugar, a realizar pactos en cascada que ponen continuamente en tensión el pacto. Los acuerdos de gobierno regionales nada tienen que ver con los municipales. En los Ayuntamientos las relaciones personales, independientemente de la política, son importantes y si se obliga a pactar a dos formaciones cuyos dirigentes conviven a diario y no se soportan es más que previsible que ocurra lo que pasó en Frontera y lo que pasará en otros municipios. El pacto regional nació tocado. Está sujeto con alfileres y todos sabemos que es temporal. Se trata de un acuerdo que está pendiente de lo que ocurra en Madrid a partir de diciembre, cuando se celebren las elecciones generales. El problema de todo esto es que la interinidad no es nada buena, especialmente con unas elecciones a la vuelta de la esquina. En cuestión de semanas volveremos a estar en campaña electoral y los partidos políticos volverán a engrasar la maquinaria para hacer propaganda. Mientras tanto nos tienen distraidos con Matt Damon, que corre todas las mañanas por los Lavaderos, y su caso Bourne. Los canarios no necesitamos distracciones ni pactos contra natura, porque lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible.

@MariaFresno72