superconfidencial

Consternaciones

1. Todavía tengo capacidad para consternarme. Un joven abogado de 39 años se mata y mata a un pobre hombre que iba a pescar a las siete de la mañana, dicen que por una apuesta, dicen que por haber consumido alucinógenos, dicen y dicen. Conducía por la autopista del Sur, en dirección contraria, con un Audi TT. El causante tenía una hija pequeña y una familia. Parece increíble, pero ha ocurrido aquí, en esta isla, donde pasan ya demasiadas cosas. Nadie sabe realmente por qué ha sucedido esto, ni los verdaderos motivos para que este hombre, teóricamente formado, haya dado ese paso terrible: poner en peligro la vida de muchas personas actuando de una manera no irresponsable, sino abominable.

2. Otro hombre, aquí en Tenerife, deja morir a su propia madre de hambre. La anciana fue encontrada postrada en una cama, en posición fetal, con síntomas inequívocos de inanición. ¿Qué clase de hijo es éste que abandona a su propia madre, sin darle de comer, y deja que se muera de hambre, en medio de terribles sufrimientos? Estas noticias, cuando ocurren lejos de nuestro ámbito, nos producen pena, pero cuando suceden a nuestro alrededor nos causan consternación. Parece mentira que la ruindad, la crueldad y la falta de los más elementales sentimientos lleguen a estos extremos.

3. A mí no me gusta escribir ni de política, ni de tristezas. Pero observo con pavor que el discurrir de la vida se compone de noticias políticas y de noticias de desgracias. Las otras venden poco. Y como los científicos son tan celosos a la hora de comunicar sus descubrimientos, no sea que se los pisen, pues los avances de la ciencia sólo aparecen en las revistas especializadas y eso de vez en vez. No en la prensa diaria, por lo que no nos enteramos de su existencia. Estamos metidos en un mundo en el que lo que emociona al personal son las tristezas, como la del abogado kamikaze y la del cabrón que dejó morir a su madre de hambre. Pero para nosotros, los que tenemos que contar estas cosas, es una auténtica jodienda. A mí, por lo menos, todo esto me deja abatido. Será que ya no controlo mis sentimientos como antes.

achaves@radioranilla.com