tribuna

¿De ahora en adelante? – Por Antonio Salazar

El buen rollito está sobrevalorado. Es cierto que los medios de comunicación en Canarias parecen inclinados a destacar el nuevo tono de Fernando Clavijo y equipo. Nadie podrá objetar en contra de eso. Pero si uno expresa predilección por el fondo y no solo las formas, parece obvio que apenas hay cambios apreciables con respecto a los últimos cuatro años. Quizás eso ocurre por albergar alguna esperanza de cambio, creyendo que habría algo real detrás del eslogan “de aquí en adelante”. Si alguna vez hubo esa intención, los primeros pasos del ejecutivo clavijista han desmentido tal posibilidad.

No hay más que observar cómo sigue en pie aquel comité de planificación centralizada, el Gosplan que puso en marcha Paulino Rivero y que en su último encuentro ha decidido qué proyectos son estratégicos y, gracias a eso, evitar el laberinto burocrático al que están condenadas el resto de empresas cuyo único fin sea generar empleo y riqueza, no agradar a planificadores de toda laya. Por eso un parque acuático, la ampliación de un hotel, dos proyectos de biomasa y un parque eólico han recibido el beneplácito de quienes jamás han creado un solo puesto de trabajo productivo.

Tampoco ha variado el discurso gubernamental de oposición a la privatización de los aeropuertos. Cambian las caras, pero no los argumentos que pretenden convencernos de que existe algo apreciable en una dependencia canaria de los aeropuertos, concediendo que puedan incorporarse a un modo de gestión muy similar al existente en las autoridades portuarias.

No se reclamó en su día que la mejor opción era proceder a privatizar los aeropuertos, sacándolos de la red y subastándolos por unidades o lotes, de tal forma que aquellos empresarios más interesados por su actividad pudiesen tenerlos a su alcance. No se hizo porque no ha sido nunca importante la eficacia en la gestión sino tan solo su control, lo que permite un mejor y más fluido contacto con los empresarios afines (ya sabe, esos expertos en conseguir calificaciones estratégicas).

Here comes the story ad code. Ese es el modelo aeroportuario que tanto gusta a nuestra impagable, sobre todo impagable, clase política. Unos aeródromos en cuyo consejo de administración no estén empresarios que se jueguen los cuartos y que deban responder ante sus accionistas de la gestión, sino otros empresarios sin incentivos, sindicatos domeñados y sobre todo, recuperar para la primera línea política a personajes perfectamente amortizados o completar con dietas los ingresos de dirigentes que deben afrontar gastos de hipoteca en Madrid, justo lo que han hecho con los últimos nombramientos en las autoridades portuarias. Ese es su modelo, ¿cómo no considerarlo superior a la privatización?