superconfidencial

Edad prohibida

1.Torcuato Luca de Tena escribió una bonita novela dirigida a los jóvenes, Edad prohibida (1958). Yo confieso haberla leído en mi juventud. Torcuato Luca de Tena fue académico, Premio Nacional de Literatura y Premio Planeta, además de hijo del fundador de ABC y no sé si su director, o al menos asiduo de su Tercera. Repito que leí la novela en mi juventud primera y me pareció una obra excelente, que ayudaba mucho a los adolescentes a ser mejores, a formarse. La he recomendado mucho, a pesar de que los tiempos, las circunstancias y los peligros han cambiado, pero las personas siguen ahí, como destinatarias de tantas cosas. La novela sigue en las librerías en su tropecientas edición; yo he comprado varias, que regalo a los amigos para que se las entreguen a sus hijos. En La Casa del Libro, en Gran Vía, se consigue esta obra. En fin, que me he enrollado con la novela porque yo lo que quería era decirles a los jóvenes que, mientras lo sean, todo se puede conseguir; hasta la salud. Los que vivimos una edad provecta lo tenemos vedado todo, o casi todo. Todo empieza a ir fallando hasta convertirnos en algo inútil.

2.Yo tenía que escribir, en vez de Edad prohibida, Edad provecta. Cuando uno llega aquí todo se desmorona, incluso la voluntad, que muchas cosas se confunde con el deseo. Ya Ovidio hablaba del deseo: “Lo lícito no me es grato; lo prohibido excita mi deseo”. Algo parecido a aquello que leí en una pared en Heidelberg: “Lo ideal es ilegal”; esto último del Mayo francés.

3. El colmo del infortunio es haber sido dichoso. Lo digo yo y lo dijo Boecio, en la noche de los tiempos. Últimamente me arrepiento de no haber hecho en mi vida lo que tenía que haber hecho, pero hasta que no afinen el acelerador de partículas no puedo volver atrás para rectificar. Ahora leo con deleite a los periodistas jóvenes que todavía creen en algo porque no les ha llegado la hora del desencanto, que les acecha en una esquina lejana. “Juventud nunca vivida, ¿quién te volviera a soñar?”, dijo Machado en sus versos, pero es que yo sí la viví, por eso tengo más derecho a soñarla.
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