soliloquio

Educación, educación y más educación

Sabe que el pasado domingo se celebraron en Cataluña las elecciones autonómicas más surrealistas de la historia de la democracia española? Como si del cuadro de Magritte, El hijo del hombre se tratara, el de la manzana. Este genio de la pintura surrealista pretendía con su arte cambiar la percepción de la realidad y forzar al mirón a distorsionar la vida ¿le suena más o menos?

Unos comicios travestidos; el menos uno iba de cuatro, el cinco es el dos y medio, los neomoneys se unieron a los republicanos aislacionistas, la orgía la animaron con un trío los asambleístas antimoneys, el sexo también tuvo su minuto de gloria. ¡Para olvidar, no puedo con el engaño populista de ninguno!

He sentido la pena de oír tal sarta de medias verdades, historietas, mentiras, mezquinas butifarras y por Manitúes -también llamado Manabozho, para los indios de las praderas el creador de todo lo que existe, y dador de la vida- el Iglesias de por aquí es el Manitú de sus acólitos, cuentos, y toda sarta de estupideces. Eso sí, de la realidad catalana y de la gestión de los últimos cuatro años del gobierno de Artur, ni hablar. Por cierto, usted y yo debemos parte de su deuda ¿Lo sabía? Y, se preguntará ¿a qué viene el título? Se lo explico, desde este humilde soliloquio he de decirle que nuestro país solo tiene futuro con una mejor e igual educación en lo cierto y real, cultura general estatal, urbanidad, y, una justicia más rápida, más justa, si cabe, y mejor legislada por los legisladores politizados. En los dos problemas, debemos dejar de estar en manos de los partidos políticos, para pasar a estar bajo la lógica filosófica de los expertos. Estos han de ser quienes ordenen tales materias, con el posterior paraguas del primer poder, el del parlamento español. Estos días he escuchado cosas como que el Ebro desemboca en Tortosa y nace en tierras extrañas, libro catalán de Geografía, cultura y educación de los de Mas es menos. Otra, sobre Espe, que aparece en libros para niños de primaria de Madrid. Y no de forma sucinta, sino como uno de los iconos de la política española, en la Constitución y la organización del Estado, también tendrán que saber que en subida y en bajada la ex presidenta madrileña construyó 8 hospitales y más de 80 colegios. En El valor de educar, Fernando Sabater pincela con claridad y lucidez sus claves para un sistema educativo, que según él, debería ser universal, donde se ejercite “la disciplina de la libertad”. En nuestra educación no caben ni afectes políticos, ni más chorradas.