A veces soy humano

La escandalera que lo oculta todo

Algunos cuando parece que más gritan menos se les escucha. Sin embargo nos hemos convertido en una especie dicen que avanzada, que presta mucha y yo diría que demasiada atención a los que vociferan. Ocurre en los medios de comunicación, en los parlamentos y en la vida misma. Giramos la cabeza y no quitamos ojo del asunto cuando somos testigos de cualquier enfrentamiento o discusión. Parece que nos divierte y entretiene, además de ayudarnos a pensar en otras cosas.

El aspecto que merece mi atención al respecto de esta escandalera social en la que estamos instalados, apunta hacia la fuerza, la instrumentalidad de ese ruido para desviarnos de nuestras justas, lógicas y cotidianas preocupaciones. Mientras el foco está en el cruce de palabras altisonantes que ocurre en un programa de televisión, en una presunta tertulia radiofónica o incluso en las redes sociales; otros nos meten la mano en la cartera para sisarnos nuestras perritas y apenas ni protestamos. De esta manera, latrocinios como determinadas comisiones bancarias, recibos del suministro eléctrico o de aguas, el descaro de no repercutir el descenso del precio del petróleo en los carburantes que consumimos o la crecida de los impuestos locales se quedan casi en la esfera de la protesta privada.

Pero no basta ceñirse a esas cuestiones económicas. Con el ruido de muchos medios de comunicación en Canarias, convenientemente auspiciado por las estructuras políticas y empresariales, podemos pasarnos meses hablando de pactos, ataques de cuernos políticos, amenazas y respuestas vacías de contenido. Dejamos así atrás asuntos como nuestra paupérrima situación en materia sanitaria; o minusvaloramos ese número de dos cifras y un porcentaje que refleja la tasa de paro secular en este archipiélago; también quizás esa lacerante pero muda realidad que está sufriendo una buena parte de nuestras personas mayores.

Ajenos a todo ello, nutridos por el fracaso escolar histórico, una hemorragia que ningún Gobierno ha sabido parar y que fundamenta la sociedad que en muchas ocasiones demostramos ser, la mayoría pasamos por encima de estas crudas realidades. Esa negación de lo que tenemos delante de nuestras narices se cimienta, se excusa, dedicando nuestra atención a otros ruidos y mejor si son banales, vacuos, insustanciales, políticos, deportivos o de cotilleo.

@felixdiazhdez