diario del coach

Espejo mágico

Me encanta la serie de televisión Érase una vez. En ella, los personajes de los cuentos de hadas viven realmente en un universo paralelo y son trasladados al nuestro por un conjuro que les ha hecho olvidar quiénes son y de dónde vienen. Es interesante ver cómo los guionistas hacen encajar a nuestros héroes infantiles en un mundo sin magia, y cómo transforman sus vidas cuando recuperan la memoria…
Viendo uno de los episodios pensé que en ese lejano reino también había un coach: el espejo mágico del cuento de Blancanieves. La reina le consultaba acerca del centro de su inquietud, su belleza, y el espejo le respondía lo que ella quería escuchar hasta que se cansó y le devolvió una contestación capaz de sacarla de la zona de confort:

– Majestad: vos habéis sido sin duda la más bella del reino, pero ¿qué haréis en la nueva etapa que se abre en vuestra vida? Blancanieves es ahora más joven y bella que vos, y ella, con su encanto y virtudes, ¿no podría encargarse de las labores diplomáticas que tantas veces me habéis confesado que a vos os agotan? ¿Cómo podéis, con vuestra sabiduría y experiencia, ser para ella el modelo a imitar, ese apoyo que necesita desde un discreto segundo plano, para que así podáis seguir teniendo la admiración de vuestros súbditos?

Un coach es como ese espejo: jamás le dice lo que el cliente desea escuchar y a veces puede incomodar con sus preguntas de desafío, pero siempre lo hará desde una actitud de servicio y acompañamiento. No hay coaching si no hay cambios en la conducta y en la conciencia.

Es una pena que la reina, según relata el cuento, escogiese un objetivo no ecológico capaz de dañar a quienes la rodeaban y, a la larga, a ella misma.

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