FÚTBOL

Heterodoxia en la portería

El guardameta argentino, leyenda en su país, descendió a  Segunda División con tres equipos distintos, uno de ellos el blanquiazul. / DA
El guardameta argentino, leyenda en su país, descendió a Segunda División con tres equipos distintos, uno de ellos el blanquiazul. / DA

Estaba considerado uno de los cuatro mejores porteros de la historia de Argentina, junto a Ubaldo Fillol, Hugo Gatti y Amadeo Carrizo, pero fue algo que nunca pudo demostrar en Tenerife. Fernando Navarro el Mono Montoya pasó con mucha más pena que gloria por el Rodríguez López, en donde estuvo dos temporadas, certificando un triste récord: tres descensos consecutivos con otros tantos clubes de Primera a Segunda.

Lo cierto es que su currículum reciente no era demasiado esperanzador al llegar a la Isla. Aún hoy cuesta entender cómo, tras haber descendido con el Extremadura en la campaña 96/97 y con el Mérida en la 97/98, el Tenerife consideró que era el indicado para cubrir la portería, pero lo cierto es que Montoya era todo un ídolo en su país.

Nacido en Colombia, selección con la que jugaría tres duelos, algo que le impediría hacerlo luego con la albiceleste, el Mono vistió la mítica camiseta de Boca en 357 ocasiones, más concretamente una camiseta en la que podía verse en la misma a él conduciendo un camión. Dicha camiseta, buzo para los argentinos, sigue comercializándose en aquel país.

Nada salió bien desde su llegada a Tenerife. Su característico estilo a la hora de achicar espacios al delantero, poniéndose casi de rodillas, su forma de salir a los balones aéreos, en los que solía atrapar el balón con solo una mano y algunos tantos encajados, como en el que indicó que un foco del estadio le había deslumbrado impidiéndole ver el lanzamiento rival, no facilitaron que la afición insular se identificara con él, siendo uno de los jugadores más discutidos de un equipo que acabó con sus huesos en Segunda.

Una vez acabada su etapa en Boca, Montoya aceptó la propuesta del Extremadura antes de vestir la camiseta del Mérida. A pesar de lo extraño que pueda parecer, el Tenerife se fijó en él para poder ocupar su portería y desde un primer momento, debido a los dos descensos sufridos, en tono jocoso, la afición hablaba del mal fario que acompañaba al portero.

A pesar de no tener demasiadas buenas actuaciones y alguna pequeña polémica cuando, tras ser titular y lesionarse, Juan Carlos Unzué ocupó su lugar en la portería, algo que el argentino no entendió al aludir “códigos futbolísticos” que según él no se respetaron, Fernando Navarro Montoya guarda un buen recuerdo de la Isla recordando incluso en una entrevista en el diario Marca que “el estilo de portero argentino” que todos conocemos, fue traído por él en su periplo por España.