el charco hondo

Matt

Algo no está cuadrándoles. A tus guionistas algo se les está escapando; porque no es normal, Matt, que después de veinte días corriendo arriba y abajo por Santa Cruz sigas sin dar con los malos de la película. Como tampoco parece razonable que en tres semanas tus perseguidores no te hayan atrapado. Que te ocurra en Buenos Aires, que tiene millones de habitantes, tendría un pase. O en Londres. O en Tegucigalpa. Aquí no, en Santa Cruz no tiene sentido lo que está pasándote. En esta ciudad somos cuatro gatos; y, por aquello o por lo otro, en Santa Cruz nos conocemos todos. No tiene razón de ser que ni tú detengas ni te detengan. O están buscándote por la calle que no es o los estás esperando en la rotonda que no era. No es lógico que te pegues septiembre como alma que lleva el diablo por Bravo Murillo, La Salle o Méndez Núñez y que veinte días después ni encuentres ni te hayan encontrado. Matt, o los que te persiguen son lentos o han metido la pata con las localizaciones, especialmente con los nombres de los sitios; y si ha sido eso, lo mismo estás esperándolos en la esquina de la flor de Alicante y ellos a ti, agazapados, armados hasta los dientes, al final de la calle, donde antes estaba la alicantina. Matt, por nosotros puedes tomarte tu tiempo; pero, cuidado, que a este ritmo lo mismo se te echa encima el carnaval y acabas de miembro del jurado. Eso sí, no abuses del helicóptero por las noches; o, si debe seguir sobrevolándonos, que la productora nos pague el psicólogo del perro; se le metió en la cabeza que los del helicóptero venían a por él, y lo tenemos desde el lunes debajo de la cama. Vaya por delante que te echaremos de menos (Paco, el de las grúas, el que más; sin duda). Aunque, viendo que los guionistas se han liado con las calles, lo mismo acabas empadronándote. Que lo revisen. Di a quien corresponda que repase las notas; porque no es normal, Matt, que veinte días después no hayas encontrado a quienes estés buscando o que ellos no te hayan encontrado a ti.