cultura

Modelo diferente, menos prestaciones – Por Manuel E. Díaz Noda

EuropaCorp, la productora de Luc Besson, lleva más de una década desarrollando productos de consumo rápido, de formato comercial y apoyado en estrellas hollywodienses en horas bajas (como Liam Neeson, quien gracias al éxito de Venganza logró revitalizar su alicaída carrera). Sin embargo, esto no hubiese sido posible si años atrás, el cineasta francés no hubiese marcado las pautas de estas películas gracias al éxito de Transporter en 2002. Desde entonces esta saga, protagonizada en sus tres primeras entregas por Jason Statham, se ha mantenido como uno de los principales pilares de EuropaCorp.

La historia que nos presenta Transporter Legacy, una vez más, es lo de menos. Por mucho que Besson y el resto de sus coguionistas quieran colgarse la medalla insertando referencias a Los tres mosqueteros, el libreto no pasa de ser una mera excusa para las secuencias de acción. No podemos negar que todas ellas están cuidadosamente planificadas y ejecutadas, y que guardan algunos momentos espectaculares que desafían la suspensión de incredulidad del espectador. Por otro lado, sin poder compararse con su predecesor, también hay que reconocer que el nuevo Frank Martin, Ed Skrein, realizó un gran esfuerzo por no deslucir las escenas de peleas cuerpo a cuerpo. El director, Camille Delamarre, mantiene el ritmo y le da al conjunto un empaque ostentoso, aunque impersonal. Sin embargo, si bien todos estos elementos son característicos de la franquicia, es imposible no echar de menos al ingrediente principal y es que la verdadera razón del éxito de Transporter era el carisma y la presencia física de Jason Statham. Skrein se esfuerza, pero no es un sustituto adecuado, es más, resulta bastante pueril e insulso para el papel. El resto del reparto tampoco ayuda demasiado. Ni los personajes femeninos ni el trío de villanos va más allá del cliché de serie B, y sólo Ray Stevenson como progenitor del héroe aporta clase al conjunto. Transporter Legacy puede entretener a los amantes del cine de acción y de los coches, pero desde luego se trata de una pobre aportación a una saga que, sin su actor originario, parece claramente sentenciada.